Tatán Mejía ya está entre los finalistas de MasterChef. No sólo es carismático, popular y querido, sino que por sus habilidades, ha logrado llegar hasta donde está.
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Ahora bien, no se ha metido en problemas. Él ayuda a sus compañeros, que le han mostrado su cariño en repetidas ocasiones. Y también se ha ganado, de paso, el cariño del público.
Esto, a pesar de que su extrema competitividad le ha dado la categoría de “sobrado”, por su “arrogancia”. Sin embargo, a la que más se le achaca esto es claramente a Isabella.
Y pues ella es una rival para él... en cuanto esta también tiene un enorme talento, aunque no han tenido “encontrones” como los que ella sí ha tenido, por ejemplo, con Ramiro Meneses.
Y en redes sociales, este comparte todo. De este modo, en la cajita de preguntas y respuestas contestó cómo se lleva con ella realmente.
No son como perros y gatos
Tatán por fin se “sinceró”, y más bien son como buenos amigos dentro y fuera del programa. Y pues ante todo, dio uan respuesta muy diplomática.
“Me cae bien, no me cae mal la verdad, y creo que sin ella el reality hubiera sido diferente, ella hizo que el reality fuera muy interesante”, afirmó.
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Y pues es que a Isabella no la quieren ni poquito
Estas son las razones por las que los televidentes “no se la pasan”.
Porque impone sus ideas y se trata de llevar el crédito ajeno
Pasó con el último agarrón con Ramiro Meneses. Todo comenzó cuando sostenían un intercambio de ideas sobre si sellar un atún o servirlo al natural. La modelo transgénero opinaba que debía sellarse, pero el también actor pensaba lo contrario. Al ser capitana del equipo púrpura, Isabella Santiago insistió más de la cuenta y Ramiro Meneses perdió la paciencia al responder: “Entonces, sellémosle el hijuep… atún a ver si se calma”.
BOOM. La gran discusión. Jorge Rausch le dio la razón a Ramiro, pero ella trató de llevarse el crédito (lo que criticaron muchos televidentes). Pero el actor no se dejó y fue contundente: “Tiene uno que tener mucho morro en la vida para transformar las cosas a favor. Menos mal están las cámaras”.
Isabella trató de contraatacar, pero este ni la dejó resollar: “No, no me estás diciendo eso, porque no me has dejado trabajar (...)Pero me acababa de decir todo lo contrario, que el atún tocaba sellarlo. Yo digo las cosas de frente”.
A los televidentes... ¿quizás no les gusta que una mujer se moleste y exija?
También es cierto que una mujer con carácter fuerte y exigente, aún en este siglo, es casi que un monstruo. Que lo digan Miranda Priestly y otros icónicos personajes que realmente caen muy mal por no ser lindas, suaves y seres de luz al mandar o trabajar en equipo. Pero el punto es que también se podría reaccionar mejor (independientemente del género), pero a Isabella esto los televidentes también se la cobraron caro.
Porque a Jair se le quemaron las almojábanas, y fue interrumpido por ella, que expresó su molestia:
“Isa estaba ahí tratando de…”, balbuceó. Y ni pudo continuar, porque Isabella contraatacó: “De nada, eso era lo único que tenías que preocuparte con eso y te dije montas las otras por si acaso, por eso no se hizo el resto”.
Isabella expresó su molestia continuamente. Tatán Mejía fue el que intervino: “Es un equipo ¿verdad? Yo te dije, ¿cómo que me dijo? A caso vos sos mi jefa, no te entiendo, no somos pues igual. Soluciona, pero alegándole al parcero no se van a arreglar”, expresó este.
A sus compañeros tampoco les gusta nada su actitud
Aparte de mandar, una mujer muy segura de sí misma, demasiado segura de sí misma hasta el punto de la arrogancia, no cae bien. Maradona y CR7 pueden darse el lujo de serlo, pero Isabella no. Y eso otros compañeros se lo han dejado muy en claro.
Tostao fue el que se burló de ella, cuando estaban determinando el tiempo de preparación de sus platos. Él criticó su “sobradez” al sugerir que ella solo necesitaba 25 minutos, para luego imitarla. “En cada reto me están sobrando manos, me están sobrando ocho minutos…”. Aco Pérez también dijo que le faltaba humildad.
Y pues... al criticar los platos de sus compañeros, no se ayuda. Quizás se dé cuenta -o no- y la dejen de crucificar los televidentes cada noche.