En Twitter, Noticias RCN está en lo más bajo de su reputación. Esto, debido a que quisieron manipular, según los internautas, la voluntad de negociación del candidato Rodolfo Hernández con la guerrilla al mostrarle en vivo la foto de su hija asesinada y preguntarle: ¿Qué siente?
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Todo pasó cuando el candidato estaba en el set. Ahí es cuando muestran la foto de su hija, Juliana Hernández Oliveros, quien fue desaparecida por el ELN en 2004.
“La mataron, el ELN”, dice el candidato, visiblemente compungido. Al preguntarle cómo la recuerda, seguido a esto, este afirma que “el impacto es mucho”.
Ahí es cuando la periodista le pregunta si estaría dispuesto a negociar con ellos. Él dice: “eso no pasa”.
Acusaciones de amarillismo
Para varios internautas, esto es manipular de manera muy baja el dolor humano para coercionar a los candidatos según sus ideales editoriales y políticos.
“RCN utilizando la tragedia personal del candidato Hernández para aplastar su propuesta de diálogo con el ELN. No tienen ni un asomo de pudor, de respeto, de decencia, atropellan cualquier atisbo de humanidad para seguir el manual que les ordena posicionar la guerra. Asco es poco”, “Esos brochazos de amarillismo y revictimización solo demuestran que los medios privados harían cualquier cosa para mantener el negocio de la guerra que enriquece a sus jefes”, “Mostrar la imagen de la hija secuestrada a Rodolfo Hernández y preguntarle qué siente es un acto irrespetuoso con el dolor ajeno. RCN amarillista, vendido...”, son algunos de los comentarios.
Estos son algunos de los comentarios, tanto de externos como de seguidores de los candidatos hacia el proceder del noticiero.
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¿Quién era Juliana?
Es su única hija mujer y era su primer retoño. Adoptada, se convirtió en la luz de los ojos de los Hernández y el gran amor de la vida del ingeniero.
Hernández le dio un apartamento en Bucaramanga, cerca de sus padres, que la llamaron al preguntarse dónde estaba luego de varios días de ausencia.
En 2004 fue que jamás la volvieron a ver. Ella se había ido a un paseo con sus compañeras y se la llevaron por ser hija de quien era. El ingeniero la buscó hasta el año pasado, y preguntó por todo lado. Hasta le pidieron mucho dinero por eso. Nunca dio nada: pensaba que eso solo crearía nuevas víctimas.
Hernández duró años pensando que su hija había sido secuestrada por las Farc y en medio de las negociaciones de 2016 se descubrió que fue la delincuencia la que la vendió a esa guerrilla. Santos hizo lo que pudo para ayudarle, y aún así, se negaron a entregar dinero.
Esto aún mata de dolor (como a muchos padres con hijos víctimas de esta violencia eterna) al ingeniero, que no dejó casar a su hija con un hombre en Londres. Pero su duelo no le permite quitar su nombre de la escritura de su apartamento, de quitar su silla en su constructora. Pagan sus impuestos.
Ahora quiere que declaren a la joven como víctima de desaparición forzada.
“A ella la ajusticiaron, seguramente ante mi negativa de no sacar plata para pagar al grupo armado”, dijo en un debate en medios.