Queridos Amparo y Caracol Televisión: la transfobia no es una personalidad

¿Y si hacen televisión de este siglo, para variar?

Por Luz Lancheros, @luxandlan*

Hasta este año descubrí una serie que está entre mis top 5: “Pose”, de Fox, que narra la vida de varias mujeres trans en medio de la subcultura de los ballrooms de Nueva York entre los años 80 y 90. Su maravillosa estética, la complejidad con la que están construidos les personajes, sus desarrollos argumentales y sobre todo, el cómo empoderan, dignifican y dan representación a una comunidad que aún es marginada, pisoteada y vulnerada llegaron a mi corazón.

Mujeres como Blanca Evangelista (interpretada por la talentosísima MJ Rodriguez) y Elektra Wintour (con la fabulosa Dominique Jackson) me conmueven por la forma tan inspiradora en que visibilizan, junto con sus amigos, conocidos y demás miembros de su comunidad, las luchas que pasan para reafirmar su identidad y su lugar en el mundo, y de paso, para triunfar en una sociedad que las ve como menos que nada.

Y esto fue lo que también vieron en los Emmy, premios que nominaron -merecidamente- a la última temporada por los desenlaces de sus historias y por también mostrar realidades como las de la epidemia del Sida y la brutalidad policial de las que muchas mujeres trans aún son objetivo, entre otros temas relevantes. Esto también le valió a la serie meterse en el listado de las 100 mejores series del siglo XXI según la BBC y de paso, abrir camino para que más intérpretes trans sean representades con dignidad y agencia en la pantalla chica.

Bueno, es que eso es la televisión del siglo XXI.

En Colombia aún estamos al menos cuatro décadas atrás, si nos atenemos a las representaciones LGBTI que hemos visto en la mayoría de producciones nacionales y sin ir más lejos, lo que pasó en Yo Me Llamo nos muestra que este tipo de violencias  se normalizan en una sociedad machista, lgbtifóbica, clasista y racista como la nuestra sin que existan consecuencias para los que la ejercen.

Porque para lxs que la reciben, no cesa: han muerto 30 mujeres trans en este año en Colombia debido a esos estigmas y burlas, a esa discriminación tan humillante como la que ejerció Amparo Grisales contra le concursante trans que se presentó como Britney Spears. Estas mujeres trans que por  ese misgendering y por esa invisibilización de su identidad no pueden conseguir trabajos, pareja y son violentadas de manera simbólica y física. Y que peor aún, si ejercen trabajo sexual, son incluso aplastadas por el Estado, como se vio con Alejandra Monocuco y otras mujeres en el Barrio Santa Fe el año pasado en pandemia.

Esto es lo que no ven Amparo Grisales e incluso las mujeres trans (desde su reducido privilegio) que le defienden. Que su postura mata gente. Que el programa más visto de la televisión colombiana normaliza posturas que hacen que algunas personas crean que pueden matar a otras solo por mostrarse como quieren ser. Ya en “La red”, gracias a sus presentadores misóginos, vemos violencias como el slut, fatshaming y el clasismo ser normalizados como críticas de moda, pero Caracol rompe récords a la hora de discriminar y de maneras ampliamente grotescas.

Yo sé, Amparo, que la gente te pone atención por creerte la Regina George de este país, pero debo recordarte que es un recurso bastante pasado de moda, facilista y hasta lamentable creer que ser desdeñosa y altanera son la única fuente de poder de una mujer. Y más si justificas tu actuar con la típica frase de que “tienes amigas trans”, como cuando un racista dice que tiene “amigos negros”.

Es lamentable que tú, que tienes una plataforma tan amplia para poder cambiar las realidades de gente menos privilegiada , la hayas elegido para el odio y señales de manera muy cínica de “odio” a quienes te confrontan, que básicamente son las nuevas generaciones, que no te avalan ni como jurado, ni como profesional, ni como alguien que entiende las realidades de este siglo. Uno en donde la representación importa y en donde más gente distinta puede y debe alzar su voz por sus derechos. Unos que pisoteaste con un simple gesto.

Y el silencio de Caracol es cómplice: son un medio de comunicación que es la puerta para el mundo de millones de colombianos aún sin una buena conectividad a Internet. Pero en vez de mostrarles el futuro, encierran al país en un pasado violento en el que se revuelcan de manera fehaciente. ¿Para cuándo el siglo XXI, Caracol TV?

* Las opiniones de la columnista no son las que refleja el portal*

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