Uno de los hombres míticos de la comedia nacional es Álvaro Salas, quien fue apodado como el “rey del chiste corto”, por sus breves relatos que siempre terminaban con una carcajada.
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Sin embargo, este apodo no siempre fue de su agrado. “Cuando recién me bautizaron como “el rey del chiste corto”, a mí no me gustaba mucho. Sonaba como “el rey del mote con huesillo”, “el rey del pescado frito”. Pero ahora no me incomoda para nada”, reveló el comediante a The Clinic.
“Fíjate que no elegí ser especialista en chiste corto, es mi forma de conversar, de hablar (...) El chiste que dura tres minutos, lo dejo en 40 segundos. No te puedo decir que hay una mecánica. Es mi forma de ser”, explicó el comediante.
Por esta misma fama, el público lo espera volver a ver en la Quinta Vergara, es más, se difundió un cartel falso que aseguraba que iba a estar presente en la parrilla de este próxima edición.
“La gente del Mega me dijo “estamos tratando de ubicar eso para desmentir”. Me llamó mucha gente, incluso mis hermanos, mi familia, “cómo no nos habíais dicho”. Todo era mentira. O sea, siempre hay contacto, pero este año no. Nunca hubo un acercamiento“, aclaró al medio citado.
¿Volvería a la Quinta Vergara?
Si es que volvería a presentarse al Festival de Viña, Álvaro contestó que “nunca digo que nunca, ni siempre. Pero por ahora, no. Me encanta el Festival de Viña, y que le vaya muy bien al humor, siempre”.
“Me carga cuando pifian a los humoristas. Viña es harto trabajo y la rutina la quemas ahí. Tienes que tener un plan B inmediatamente para poder seguir trabajando. Por eso prefiero ir a festivales más chicos”, señaló.
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En esa misma línea, él entregó un análisis del “Monstruo”, y más bien, del público chileno en general. “El público no se puede poner de acuerdo. ‘Hoy día vamos a ser pesados, hoy día vamos a estar simpáticos’. El público chileno en general, no solamente el de Viña, agradece cuando uno le entrega un buen espectáculo, ¿para qué estamos con cosas?“, comentó.
“Mira, los éxitos del Bombo o la primera vez que fue Kramer, o el show muy bien hecho y montado de Jorge Alís. La gente agradece eso. La gente no se puede poner de acuerdo para pifiar. Lo que me molesta y no me gusta es cuando dicen ‘este humorista es comida para el Monstruo, lo contrataron para que lo pifien’. Creo que nadie se merece que lo pifien por su trabajo. Porque hay familias detrás, hay un trabajo de harto tiempo", cerró Álvaro Salas.