Tras dar a luz, la modelo argentina Vanesa Borghi, compartió en sus redes sociales una práctica poco común que realizó tras el nacimiento de su hijo, Teo Garcés Borghi, fruto de su relación con Carlos Garcés. Borghi, quien dio a luz a finales de agosto, compartió con sus seguidores su experiencia de haber consumido su placenta, y lo hizo nada menos que en forma de cápsulas, una creciente tendencia que se ha incrementado entre mujeres. Figuras como Kourtney Kardashian han realizado esta misma práctica.
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En una historia de Instagram, Borghi explicó los motivos para ingerir su placenta en cápsulas, detallando los beneficios que, según ella, esta práctica podría aportar. “Lo que leí y me enseñaron durante el embarazo es que consumir la placenta puede traer muchos beneficios. Se dice que ayuda a combatir el sangrado, mejorar los niveles de energía y hasta prevenir la depresión posparto”, afirmó Borghi en sus redes sociales. “Es algo que quería hacer para cuidar de mi cuerpo y de mi salud tras el parto”, añadió.
La placentofagia: una tendencia creciente
La placentofagia no es una práctica nueva. Desde hace algunos años, esta tendencia ha ganado terreno en diversas partes del mundo, promovida en parte por algunas celebridades que han compartido públicamente sus experiencias al consumir su placenta. Sin embargo, aunque esta práctica ha cobrado popularidad, sigue siendo un tema controvertido en la comunidad médica y científica.
Entre los beneficios que promueven quienes apoyan esta práctica, se incluyen la reducción de los desequilibrios hormonales, la mejora del estado de ánimo y un posible alivio de los síntomas de la depresión posparto. No obstante, muchos expertos advierten que no existe evidencia científica concluyente que respalde estos supuestos beneficios.
Opinión de los expertos
A pesar del entusiasmo de Borghi y de otras mujeres que optan por la placentofagia, los expertos en salud mantienen una postura cautelosa. La doctora Cleofina Bosco, académica del Programa de Anatomía y Biología del Desarrollo del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina, se refirió a esta práctica en un reciente estudio de la Universidad de Chile, donde fue clara en su posición: “No existe ninguna demostración científica publicada que demuestre que comerse la placenta tenga algún beneficio para la madre o el niño”, afirmó la doctora Bosco.
Además, la experta advirtió sobre los posibles riesgos asociados a la ingestión de la placenta. “Muy por el contrario, se pueden producir infecciones y/o intoxicaciones por metales pesados”, subrayó. Esta advertencia es compartida por diversas organizaciones de salud, como el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos, que ha expresado que no recomienda la ingestión de la placenta debido a los posibles riesgos para la salud de la madre.
En Chile, el Ministerio de Salud autoriza la entrega de la placenta a las madres que lo soliciten, bajo la norma Nº189, implementada con el objetivo de respetar tradiciones ancestrales de diversas etnias que la procesan para ser plantada bajo árboles sagrados. Sin embargo, como señala la doctora Bosco, esta norma no contempla ni promueve su consumo.
