“Mostremos que nuestras acciones están alineadas a nuestros discursos, mostremos dónde estamos. La crisis ambiental es también una crisis social y la justicia social define nuestra dignidad, humanidad y, por supuesto, esperanza”, dijo Julieta Martínez (16) en el panel Acción para el Empoderamiento Climático, en la COP25, que se realizó en Madrid.
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Conocida como “la Greta chilena”, aunque aclara que hay muchas “Greta” activando la transformación social, el año pasado recibió el premio Mujer Influyente Joven 2019, reconocimiento que le dio Mujeres Influyentes Chile. Además, participa activamente de acciones por niños y jóvenes en la Defensoría de la Niñez, Unicef y ONU Mujeres.
Sin duda, una joven llena de convicciones, las mismas que la llevaron a crear su propia plataforma: Tremendas. En este espacio se reúnen mujeres jóvenes interesadas en las decisiones políticas, promueven el activismo en distintas áreas, como el medioambiente, la inclusión, conciencia de género y la innovación. De esa forma, disponen su talento para la sociedad.
Actualmente, a través del Instagram @tremendascl, acompañan con un ciclo de conversaciones y música que invita a reflexionar. “Queremos decir que no están solas. Si bien las cosas están siendo complicadas, y en algunos espacios nos podemos sentir angustiadas, hay personas que se están moviendo todos los días para buscar soluciones. Invitarlas también a ser agentes de cambio”, afirma.
En todo el proceso recibe el apoyo de sus padres, quienes temprano se dieron cuenta de su vocación. Es insulina dependiente, enfermedad que le abrió los ojos a otras realidades y la despertó para ponerse al servicio de promover causas. “Al ver mi interés, mi mamá me empezó a llevar a charlas de innovación social, a conversatorios, foros, paneles, al fiiS, y conocí gente muy bacán. Me impactó que personas, a través de lo que las motivaba, estaban cambiando vidas. Y yo también quería hacer eso”, cuenta.
Al igual que muchos chilenos, ha permanecido en su casa por semanas. Más que quejarse, Julieta agradece contar con esa opción. Con su hermana, tres años menor, se apoyan constantemente. “Al principio me angustié un poco, nos vino como un bajón, pero fuimos acomodando rutinas para llenar ciertos espacios y darnos tiempo para conversar en familia. Han salido reflexiones muy bonitas”, cuenta desde el otro lado del teléfono.
No todos los niños viven la misma realidad. Algunos no tienen un espacio seguro, tranquilo, para estudiar.
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Toda la razón. En Tremendas (@tremendascl) estamos haciendo activismo digital. Por ejemplo, en alianza con ONU Mujeres, tenemos un programa llamado #JuntasEnCuarentena, que trata temas como la salud mental y la autoestima. Se han unido niñas de distintas realidades, salieron distintos temas, desde la perspectiva de cómo vivíamos nuestro día a día. Una de las reflexiones que sacamos es que mucha gente se exige estar bien constantemente. También ahondamos en cómo nos relacionamos con nosotras mismas y las mejores formas de avanzar.
¿En qué influyó el estallido social en la necesidad de comunicarse?
En un inicio, pensé en Tremendas porque había una necesidad de mostrar talento juvenil y femenino. Es que nos falta espacio en el mundo de la ciencia, las artes, la tecnología. Tenemos ganas y mucho talento que podemos vincular a la acción social, sin embargo, hay estructuras impuestas en la sociedad que no están dejando fluir esta cantidad de talento. La idea es que creemos ideas para hacer en el futuro, para que nosotras también estemos incluidas. La necesidad de justicia se refleja lo que está pasado, se ven todos los problemas que habían sido tapados.
¿Te da miedo que nos olvidemos de las antiguas demandas por el coronavirus?
En este momento, estamos en un período crítico y nosotros, como especie humana, tenemos que ver cómo movilizarnos para pasarlo. Esto lo ha hecho la historia del ser humano por generaciones. El respeto y la empatía deben estar más presentes que nunca. Siempre que organizaciones o comunidades se han movido por la igualdad social, por la equidad de género, de alguna forma, se terminan juntando. El movimiento termina siendo un foco para que todos los que se sientan perdidos puedan seguir avanzando.
Donald Trump ha suspendido la implementación de todas las leyes medioambientales. Un retroceso.
Hemos sabido de muchas aves migratorias que vuelven a sus puntos de origen, la cantidad contaminación ha bajado. Por una parte, la pandemia está dando la oportunidad para hacer las cosas bien, de forma sustentable, sostenible y renovable. La otra mirada es que líderes de algunos países, o personas de sector privado, aseguran que la economía va primero. Personalmente, me parece una oportunidad de ver más allá. Un emprendedor social se tira a la piscina, se cae una y otra vez, hasta que le sale y avanza. Sabemos que vivimos una situación complicada. Si estamos mirado el tema desde el problema, cómo podemos verlo desde la solución. Si bien nos afecta de modo global, tenemos que empezar a buscar soluciones, para que, cuando este tema pase, empecemos actuar. No nos quedemos en un estado alarmista.
Se habla mucho de la globalización, pero se ha provocado poco diálogo.
Me interesa mucho el tema de la colaboración, dejar de competir y buscar potenciarnos unos a otros, que es tan importante y valorable. Por otra parte, me parece relevante generar un diálogo intergeneracional, que unan las generaciones con más experiencia y los más jóvenes. Se necesita este diálogo, porque todas las decisiones repercutirán en nosotros. Ahora que estamos encerrados la comunicación es clave.
Cuando fuiste a la COP25, ¿pudiste constatar la importancia de la conversación entre diversas culturas?
En la COP25 hicimos un grupo con muchos jóvenes de distintas partes de Latinoamérica y el Caribe. Partimos hablando de nuestra experiencia con la crisis climática. Con los pocos días que teníamos, las cosas se estaban movimiento muy rápido, los negociadores estaban empezando a tirar las cuerdas, y la situación no estaba saliendo cómo queríamos, entonces nos dimos cuenta de que debíamos hacer algo. Más allá de ir a los conversatorios, más allá de que los jóvenes aparecieran para las fotos. Empezamos a trabajar en un petitorio, nos conseguimos un lugar en la COP25, nos peleamos el espacio, pudimos levantar la voz e impactar a los presentes. Los jóvenes debemos tener espacio en la toma de decisiones. Somos presente. Finalmente, reflexionar sobre la importancia la colaboración, de afrontar desafíos de impacto social en equipo. La colaboración, la red, es el corazón de Tremendas.
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