Bajo un cielo oscuro, entre truenos y relámpagos que anticipaban una pequeña tormenta en Santiago, mientras un entrenador junto a un par de corredoras terminan su sesión de práctica, Berdine Castillo (18), de tez morena y zancadas largas, entra a la pista atlética del Estadio de San Carlos de Apoquindo. El entrenador le recuerda una invitación para participar de una muestra de 400 metros planos. “Eres una de las favoritas”, le asegura. Ante los elogios, la joven sonríe y, al rato, la llaman por teléfono para explicarle del evento.
Le encanta representar a Chile, pero le agobia un poco que la vean como una promesa a futuro. “Hay cierto nivel de presión implícito en eso. Muchos me dicen ‘esa niña va a ser medalla de oro en los Juegos Olímpicos, pero para esa instancia tengo que pasar por muchas competencias antes”, explica.
Para mantener su rendimiento, entrena martes y jueves, durante dos horas y media, en el Estadio Municipal de Recoleta, comuna en la que reside. Y este año llegó a su mejor marca: 2 minutos con 12 segundos en los 800 metros planos, su especialidad.
Admira a la velocista Allyson Felix, elegida el 2012 como la atleta del año y, quién sabe, algún día no muy lejano pueda alcanzar triunfos similares a los de la estadounidense.
Una joven referente
El 2005, Berdine conoció a su papá, miembro de la Fuerza Aérea que trabajaba en Haití por ese entonces y, al año siguiente, él y su mamá la esperaban en el aeropuerto de Santiago para abrazarla y llevarla a casa. Des
pués de tres años, según lo decretó la Corte Suprema, se convirtió en la primera niña haitiana en ser adoptada.
Acostumbrarse a la cultura no fue difícil: un par de meses luego de su llegada sus padres la inscribieron en el jardín. Dice que nunca se ha sentido discriminada, pero, cuando era más pequeña, las dudas se hacían patentes. Se preguntaba ‘¿por qué no soy blanca?’ o ‘¿por qué no tengo el pelo liso?’, pero de grande reconoce que es un tema que no le preocupa. “Ahora me gusto a mí misma”, afirma.
Hace unas semanas, salió de Cuarto Medio, planea rendir la Prueba de Selección Universitaria (PSU) y estudiar Nutrición y Dietética en la Universidad de Chile, pero espera nunca dejar de correr. “Me gusta el deporte que practico. Cuando dicen ‘competidores, a sus marcas’, no puedo pensar en nada, se me olvida todo”, cuenta.
Este año estuviste compitiendo en Ecuador. ¿Cómo describes la experiencia de representar a todo el país?
Representar a Chile es súper bonito, como que no te lo crees. En septiembre fui a Cuenca y se convirtió en la primera vez que asisto a un sudamericano. Era sub 20, yo era la más chica de la delegación y me decían “la bebé”.
Para muchos eres la futura promesa del atletismo en Chile. ¿Cómo te sientes con esta responsabilidad?
Me gusta que me tengan en consideración, que crean que soy buena y que voy a traer los triunfos, pero para llegar a los Juegos Olímpicos falta harto todavía; tengo que clasificar a los Sudamericanos, Panamericanos y seguir bajando la marca en los 400 y 800 metros planos. De repente, me pasa que no me tengo mucha confianza a mí misma. Mi entrenador me dice: “Berdine, vamos a romper un récord” y ahí me empiezo a hacer la idea.
Sobre el tema de la migración, llegan personas de todos lados y creo que en Chile todavía falta manejo
Hace poco a una gimnasta le quitaron la beca del Instituto Nacional del Deporte luego de ser mamá. Como mujer, ¿te parece que todavía hay que dar la lucha en el mundo del deporte para asegurarse un lugar?
Sí, todavía pasa mucho eso. Por ejemplo, con el caso de esa deportista, pienso que no porque una quiera ser mamá va a tener que dejar de hacer deporte, de hecho, hay muchas atletas que tienen su familia y su rendimiento es excelente. Aún se toma el embarazo como una enfermedad, o como que te imposibilita. En lo personal, no he tenido que dar una lucha y espero no tener que hacerlo.
Si tomamos en cuenta las oleadas de migraciones del último tiempo y la estrategia del Estado en torno a esta materia, tú has sido privilegiada.
Me siento agradecida de haber tenido estas oportunidades, porque todavía hay millones de niñas y niños en Haití. Yo tuve esta suerte, entonces trato de aprovechar lo que hago y siempre lo agradezco. Me encantaría ser un referente para ellos a futuro. Sobre el tema de la migración, llegan personas de todos lados y creo que en Chile todavía falta manejo. Da la sensación de que el sistema está saturado.