Este 2018 quiere tomarse la vida con calma. Lleva tres años dedicada 100% al trabajo. “Acepté casi todo lo que me ofrecían, siempre siguiendo una línea. Por ejemplo, descarté los programas de farándula, no me interesan para nada. Por eso este proyecto de TNT me vienen bien porque no tiene nada que ver con el cotilleo nacional”, confiesa Renata Ruiz (33), quien se transformará en la conductora de TNT durante el Festival de Viña.
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Su labor será transmitir a toda Latinoamérica lo que pasa tras bambalinas con entrevistas a los artistas y notas de las noches festivaleras. ¡Síguela a las 21 horas!
Asume que después de tanto trabajo se sintió cansada, debe responder a demasiadas empresas y marcas. “La vida no es solo trabajo, no es solo éxito. La sociedad te termina convenciendo que las opciones de las mujeres son ser mamá o probar que pueden ser full exitosas, independientes. Al final uno tiene que matizar. Ahora estoy viendo proyectos que en el futuro me permitan tener una cartita bajo la manga, porque la industria es un poco cruel cuando las mujeres van creciendo. Este año comenzaré a preparar mi futuro más allá de las pantallas”.
Recordemos que actualmente la escuchamos en Menú Play y Mapa Play de Radio Play FM, gana seguidores en el Instagram @missrenataruiz y la leemos en el blog paraserbella.com. En esta última plataforma, asegura que se dieron cuenta que el feminismo se volcó hacia la negatividad.
“La femineidad debe ser mirada desde el punto de vista de que las mujeres estamos orgullosas de ser femeninas, de arreglarnos, de ser diferentes a los hombres sin competitividad. Obviamente, pensamos que las mujeres debemos ganar lo mismo que los hombres, no podemos recibir acoso callejero, pero no estamos de acuerdo en la mirada negativa, con la idea que todo tiene que atacarse para cambiar. Nosotras queremos cambiarlo desde el amor”, asegura.
¿Qué opinas sobre el término de Miss Reef o la Bomba 4, por ejemplo? ¿Es un paso para dejar de ser mujer objeto?
La mujer es objeto en la medida que es cosificada. Hay ciertos medios y concursos de belleza que sí las cosifican y otros no. La mujer, como parte de su femineidad, le gusta explotar su belleza y lo ha hecho siempre, desde las tribus. Nos apropiamos de lo estético, nos gusta vernos bien. Ahora, concursos que son solo de belleza pueden ser aspiraciones propias de las mujeres y no nos hacen tanto daño al resto, mientras empiecen a ser más inclusivos, que admitan a una mujer que no tenga las “medidas perfectas”, que puedan incorporar una mujer sorda, una mujer transexual. La Bomba 4 mostraba un poto con colaless, no mostrando ningún atributo de la mujer, y el Miss Reef es lo mismo.
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¿Y qué pasa cuando una mujer quiere participar en ese concurso?
Muchas mujeres quieren usar el Miss Reef como plataforma para otros trabajos, pero existen otras plataformas que son menos cosificadoras, que no se fijan solo en el poto o una pechuga. Me da la sensación que en los concursos más tradicionales, tipo de Miss Mundo, no se fijan solo en la más bonita, se fijan en la actitud, la personalidad.
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¿Te sientes una mujer exitosa?
Con ciertos proyectos he dicho: “woww”, se han pasado las oportunidades que he tenido. Cuando se te presenta algo como lo de TNT, uno piensa que en realidad hay pocas chilenas que han trabajado para canales extranjeros importantes. Me siento súper exitosa en este momento, pero después se me bajan los humos. Uno no puede andar por la vida sintiéndose exitosa. Me siento orgullosa de mí, a veces hasta se me cae un lagrimón porque no me lo creía.
Has comentado que cuando estabas en el colegio sufriste bullying. ¿Cómo pasas de eso al éxito público?
Descubrí que me habían hecho bullying mucho tiempo después. Pasé en tercero y cuarto básico una etapa muy difícil, pero siempre me eché la culpa a mí misma. Desde ese momento tomé una actitud muy a la defensiva. Al que se acercaba a molestarme, le respondía lo peor que le podía responder, le daba en el talón de Aquiles para que no me volviera a molestar. Mi etapa escolar fue fuerte…
Te volviste agresiva sin querer serlo quizás…
Me volví muy macho, era la más hombre entre los hombres. Nunca le pegué a nadie, pero podría haberlo hecho si me molestaban. Era un armazón que me armé y lo hice hasta pasada mi adolescencia. Le tengo que agradecer al modelaje que me enseñó a tener una vida que no fuera pre condicionada por el resto, me empezó a importar cada vez menos lo que dijeran.
¿Las críticas no te importan ahora?
No, ya me resbalan. Han dicho de todo de mí: que soy drogadicta, anoréxica, puta… Al final uno sabe quién es, sé cuáles son mis valores, mis principios, y el resto siempre va a hablar porque yo me expuse. Mientras yo tenga claro que represento, tengo que seguir.
¿Qué situaciones te ponen nerviosa?
Me da nervios participaciones como la de TNT por la envergadura del trabajo, pero cuando me pongo frente a la cámara me relajo, me entrego, estoy acostumbrada a estar frente a la cámara. Dejé febrero para mentalizarme, porque sé que uno no deja de trabajar una hora al día durante el festival. Si duermes 4 horas, bien por ti (ríe). Hay que mentalizarse para estar con energía positiva porque reflejas el trabajo del resto. La persona que está frente a la cámara le hace la vida difícil o fácil al resto. Por eso tienes que ser humilde, súper poco diva.
¿Te has sentido diva alguna vez?
He tenido mis etapas de divismo, pero entendí bien chica que en la medida que más me despegara del suelo, menos éxito iba a tener. Hay muchas mujeres bellas en todo el mundo. Lo que me diferencia es que llego a trabajar a algún lugar y para mí son todos los del equipo iguales, tengo la mejor disposición con todos, porque entiendo que es una instancia colectiva.
Te definías como una mujer sin filtro, ¿pero ya no tanto?
Pucha, uno tiene que medirse, quizás decirlo para ti y dar una sonrisa (ríe). En general la opinión nadie la recibe bien. Si nadie te pide la opinión, uno no debería darla, y yo hago lo contrario. Soy capaz de decirle a una persona que acabo de conocer “te queda súper mal ese aro”. Intento quedarme callada ahora (ríe).
¿Cómo logras estar siempre adelantada a las tendencias?
Viajo mucho, voy a los Fashion Week porque es parte de mi pega, y siempre me he preocupado de ser la primera en todo. Por ejemplo, no vi a ninguna chilena usar trasparencia con los calzones altos antes que yo. Al principio pensaba que me iban a pelar, me daba mucha vergüenza, pero lo hice. Siento que ser la primera tiene un valor agregado heavy, te deja como un referente en estilo de vida, moda, tendencias.
¿Te gusta alguna influenciadora de moda?
Varias se visten muy bien, pero adecuadas a la moda de la chilena, tratando de hacer el trajecito, el traje dos piezas. Las miro y pienso que para la oficina no me vestiría así, no me produciría tanto. Me gusta que lo hagan bien eso sí. Quien ha marcado tendencias y lo hace bien en términos de moda es la Vesta (Lugg). Se arriesga, no tiene miedo, tiene buen gusto. Ella es la que lo hace mejor en términos de moda aparte de mí (ríe). Sí me pasa que entre las influenciadoras chilenas veo mucha repetición, mucha marca, el pañuelito y cartera fina. Eso no es tendencia.
¿Te gustaría vivir fuera del país?
Siempre he dejado las posibilidades abiertas a cualquier cosa. Me encantaría estar trabajando en programas que sean para un público más amplio que el chileno. De todas formas, Chile está en buen momento comparado con otros países latinoamericanos, es un país que el resto del mundo le pone atención de verdad. Hace 15 años te subías a un taxi en Ámsterdam y nadie lo conocía. Quizás no es necesario que pruebe suerte en México como muchas actrices; me parece que las cosas están pasando aquí y creo que se van a venir muchas más.
Su mamá y el Parkinson
Hace poco contaste acerca de la enfermedad de tu mamá (diagnosticada con el mal de Parkinson), que te hizo vivir muchos años con ella…
Ahora estoy en transición con las dos casas. Estoy viviendo con mi pareja y tengo la casa que tenía con mi mamá. Es una realidad que decidí compartir hace un par de años. Siempre me callé, pero empecé a sentir que todo el mundo se me acercaba a preguntarme. No me gusta hablar de mi vida privada, le pedí permiso a mi mamá para hablar del tema, pero lo hice porque es una realidad muy oculta, los viejos en este país son gente olvidada. Hay muchas personas que, como yo, viven una realidad difícil que es hacerse cargo de una persona enferma. Nadie les reconoce nada, nadie se da cuenta que tienen que dejar su vida de lado si no tienen la situación económica que tengo yo. Doy las gracias porque puedo pagar a gente que la cuide y salir a trabajar. Tengo mucha suerte, pero otros no la tienen; deben dejar todo de lado, encerrarse en la casa, se dedican a cuidar a alguien enfermo y eso es muy fuerte, difícil. Lo que hago es lo que tenemos que hacer como hijos, como familia. Muchos se olvidan de sus viejos.
Ahora vivirás sola con tu pareja, y sin culpas.
Tuve años de culpa, pero descubrí algo después de conversarlo con mucha gente y hacerme terapia: lo mejor para mi mamá no es necesariamente lo mejor para todos. Sentía que, si funcionaba todo perfecto para mi mamá, estaba todo perfecto. Después me di cuenta que la que tiene que estar bien para cuidar a mi mamá soy yo. Si yo estoy frustrada, no tengo espacio, me siento invadida, estoy acumulando un poco de resentimiento, es inevitable. Cuando estoy bien, puedo entregar lo mejor de mí. Ahora vamos a vivir a tres cuadras, cualquier cosa estoy ahí, iré todos los días.