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Recuerda que en los años 90 su mamá, diseñadora de alta costura, traía revistas con diseños muy escultóricos, llenos de aplicaciones, colores. “Todo lo que era medio volumétrico era muy llamativo para mí. Tanto que al final estudié Arte con Mención en Escultura. Cuando empecé a pintar murales, me di cuenta que mi manera de pensar era súper volumétrica y esa es mi cercanía al bordado: me interesan los relieves. Si hablamos de ropa, desde chica me gusta la ropa bordada”, asume Trinidad Guzmán, reconocida como una pionera en el bordado experimental chileno, que además pinta y teje. Talentos no le faltan.
Hace un par de meses se convirtió en madre de Leonor. Así como su vida personal cambió, su carrera se volvió más exitosa. Sus clases se transformaron en un éxito, ¡están repletas! Por ahora no realiza talleres porque se encuentra dedicada al cuidado de su hija, así que puedes seguir su material en www.cosiobordaotejio.com. Además, el 2017 lanzó su libro “La Revolución del Bordado”, con el respaldo de la Editorial Planeta. No solo enseña todo sobre el bordado, sino que ahonda en la creatividad que cultiva no poniéndose límites. La misma que refleja tan bien en su colorido Instagram @holaleon.
¿Cómo visualizas el bordado en Chile?
Está en un momento de efervescencia maravilloso. Las mujeres han bordado desde siempre, y respeto las técnicas en todas sus áreas y dimensiones, porque enriquecen el panorama. Ha sido increíble cómo se ha ido revalorando en los últimos tres años el arte textil, se revaloran las técnicas, se desmitifican prejuicios como que es una práctica de abuelas.
¿Cómo describes tu proceso creativo?
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Me considero muy inquieta, estoy constantemente investigando, y analizo los límites que puedo seguir empujando para inventar cosas nuevas, para no aburrirme. Esa diversidad de interés marca mucho mi proceso creativo. Cuando estudiaba arte, me castigaba un montón por esa variedad de intereses. Sentía que no tenía consistencia, porque no le ponía la energía a ninguna para desarrollarla. Sentía que no iba a ninguna aparte. Después me di cuenta que ese mismo interés de investigar hartas cosas es mi propia consistencia. Fue muy lindo reconocer dónde estaba el poder de mi energía para permitir que fluyera.
¿Trabajas sola?
Cuando hago proyectos grandes recibo ayuda, pero generalmente hago todo sola. En la colección para Lounge, hice el 95% de los productos a mano, y el 5% dos amigas que vinieron a ayudarme un par de veces. Cuando lo propuse a la marca, me pidieron enviar los diseños para replicarlos, pero pedí hacerlos todos yo, porque me sentía capaz, así intervine carteras, hice collares y otros accesorios. No tiene precedentes una colección intervenida a mano por una sola persona. Le fue muy bien. Muy gratificante.
¿Qué haces cuando te encuentras en un bloqueo creativo?
Desarrollé una técnica. Me pasaba que en mis tiempos de estudiantes me castigaba y siempre decía “qué feo me quedó esto”, lo dejaba botado porque no era suficientemente bueno. Esos diálogos internos son pura inseguridad y miedo. Me dije a mí misma que tenía que probar un año con el bordado y, si en un año no estaba conforme con lo que hacía, lo dejaba. Logré identificar ese diálogo interno, autodestructivo, y me di cuenta que era un troll, el troll de la inseguridad hablando. Me hice amiga del troll, lo hice callar, y me puse a trabajar. “Te veo, me quieres hacer daño, pero no me vas a detener” (ríe). Me lo tomé con humor y dejé de deprimirme por esos diálogos internos…Me declaré que todo lo que estaba haciendo era una investigación, no un producto final. Esos trucos me sirvieron para engañar a mi mente, y lograr que mi flujo creativo se manifestara libremente.
¿Es importante el orden de los espacios para volverse más creativa?
Tiene que existir un equilibrio entre el orden y el caos. En el momento en que uno está con flujo creativo, a veces están todos los hilos tirados. Ahora, cuando se quiere empezar un proyecto nuevo, uno necesita que todo esté ordenado, espacio para que venga lo nuevo. Hay una autora que me encanta que se llama Elizabeth Gilbert, y tiene un libro sobre la creatividad. Ahí habla sobre recibir bien a su genio creativo. Decía que cuando quería recibir a su genio creativo, se duchaba, se vestía con ropa linda, para que cuando él llegara, ella estuviera preparada. Eso me encantó. El Feng Shui también lo dice: mantener los espacios ordenados para que la energía fluya.
La verdad: ¿en cuánto tiempo uno podría aprender a bordar?
Es bien relativo. De todas formas, mi clase está diseñada para empoderar creativamente, más allá de “quiero que aprendas a bordar así”. Para mí todo radica en el empoderamiento creativo que uno tenga. Cuando uno se da la libertad de probar, te fuiste sola. Si quieres aprender puntos, está todo en YouTube. Puedo saberme mil quinientos puntos, pero si no logro chasconearme creativamente, no me sirven de mucho. Para mí es importante que la gente esté abierta a encontrar su propia personalidad en el bordado, a no compararse, nadie es mejor o peor.
¿Por qué te gusta tanto compartir tu conocimiento?
Para mí la creatividad se expande. Nunca he sido egoísta con lo que sé. Todo lo que el otro pueda hacer es distinto a lo que yo hago, eso me parece muy bonito y se percibe a través de las redes sociales. Yo entrego todo lo que sé, y la gente crea con autonomía propia. Siento también que uno tiene que tener un cierto desapego con las cosas. Cuando pintaba murales en la calle (forma parte de la iniciativa @estanpintando), aprendí el real desapego con la obra. En el momento que terminaste el mural de la calle, ya no es tuyo. Puede que lo rayen, que dure mucho o poco. Qué sacas con hacer puras cosas lindas si no lo vas a compartir, no crecen. Es importante mantener ese flujo de conocimiento, de creatividad.