No le interesa ir a eventos que no le permitan vibrar, no quiere seguir la ruta del éxito definida por la sociedad, y no visualiza un trabajo que la mantenga escondida entre cuatro paredes. Ignacia Allamand (36) abre caminos espirituales que prefiere mantener en privado, junto con caminos en su vida laboral. Se va a vivir a México para disfrutarse intensamente, actuar con otro acento, otros ritmos, y escribir las historias que mantiene claras en su mente.
PUBLICIDAD
Hace años que no aparece en las pantallas nacionales porque ambas partes no se encontraron, no quisieron encontrarse. Sí se conectó con miles de auditores en el programa “La comunidad sin anillo”, de Radio Concierto, y la vimos en películas como “Qué pena tu vida” “Sin filtro” y pronto “No estoy loca”, todas dirigidas por su amigo Nicolás López, quien logra darle roles que la mueven.
Genuina y deslenguada, contesta todo sobre todos los temas, naturalmente. Pero no siempre era así con la prensa, menos si se trataba de su vida privada. “Hace siete años estaba viviendo una relación muy compleja y para mí era importante cuidarla de la exposición, entonces creo que al emparejarme muy rápido con una persona pública, cuando recién comenzaba mi carrera, hizo que me convirtiera en una persona muy hermética, porque tenía mucho miedo que mi relación de pareja se viera afectada por la farándula. Esa relación de pareja afectó la manera en que me enfrenté a mi personaje público”, revela Ignacia, refiriéndose a su matrimonio con el actor Tiago Correa.
Además, siempre estuvo expuesta por el trabajo de su padre, el político Andrés Allamand. “Estaba cansada de ser siempre observada, era más chica, más inmadura, y tenía muy disociado lo que quería hacer. Quería actuar, y eso tenía un costo que se relaciona con estar expuesta. No lo entendía. Soy súper sensible, vulnerable, me afectan las cosas, no me da lo mismo, entonces había una exposición que traté de ser muy cuidadosa, y siento que se me pasó la mano”, analiza.
¿Qué ayudó a abrirte?
Pasaron varias cosas. Cuando esa relación terminó, me di cuenta de lo hermética que había sido. Me parece que estuvo bien en ese momento, pero también me di cuenta de que no era esa persona. Recuerdo que llegaba a las entrevistas y siempre me decían que pensaban que se iban a encontrar con una persona pesada. Tuve que hacer un trabajo personal profundo para darme cuenta de que podía, de alguna manera, manejar la forma en que quería ser percibida si era más abierta que hermética, ¿cachai? Era una relación mala, y cuando uno está en un estado emocional complejo es difícil ser luminosa.
¿Influyó el contacto con la gente a través del programa “La comunidad del anillo”?
PUBLICIDAD
La radio es la culminación de un proceso personal súper complejo, de encontrarme con mi personaje público. Como soy mala para mentir, para la máscara, no me mostraba no más, porque no tengo esa capacidad de algunas personas que salen en la prensa diciendo que no hacen cosas que sí hacen.
¿Qué te conquistó de la radio?
Amo la radio. He aprendido un montón de cosas, amo a mi compañero Pato Bauerle, es un gran amigo. Él dice que no tiene amigas mujeres, pero yo soy su amiga aunque a él no le guste. Trabajar ahí ha sido reencontrarme con la música, estar al día en los temas. En algún momento había dejado de leer los diarios, no consumía noticias, chao mundo, no quería nada.
¿De qué te diste cuenta?
Que tienes la opción de relacionarte con las cosas que te importan, que tienen que ver con las causas que llevo, que se relacionan con libertades personales. También creo que estoy en un momento en que me da lo mismo lo que opinan de mí. Me encanta que la gente me tire buena onda, es súper enriquecedor emocionalmente, y me hace sentir bien porque quiere decir que me logro comunicar con las personas desde lo que soy no más. No por la cara o por el look. Mi tema no son las marcas de las carteras ni quién te viste para no sé qué cosa. Aprendí que no tengo que ir a las alfombras rojas si no quiero; voy sólo a las mías. ¿Por qué tengo que invertir tiempo, plata y energía para ir a un evento de algo que no tiene nada que ver conmigo? Aprendí que hay cosas que no necesito hacer, no necesito agradarle a nadie.
Dentro de tu programa de radio hablan mucho sobre relaciones de pareja. ¿Qué temas nos atormentan?
Vivimos en una sociedad donde nos han enseñado que las cosas que no son permanentes, son un fracaso. Si empiezas un trabajo nuevo y duras dos años en vez de toda tu vida, algo salió mal, fracasaste. O si intentaste ser vegetariana y duraste dos meses, fracasaste. No veo la vida de esa manera. Siento que las cosas son móviles, no permanentes. En el momento que nos enseñaron que no permanecer en el tiempo era igual a fracasar nos hicieron mucho daño, porque nos hacen aferrarnos a personas que vienen por un momento específico. A veces las cosas tienen que durar dos años o un día. Quizás debes llegar a una pega, decir que la odias y no volver más. Nos enseñan a que las cosas hay que terminarlas, pero se nos olvida que estamos prestados aquí. El mayor problema es que pensamos que las relaciones que no duran, fracasan, pero hay personas que vienen a tu vida un rato a entregarte información, y después se van. Si supiéramos terminar las relaciones a tiempo, tendríamos mejor relación con nuestras ex parejas.
Jamás lo había pensado. ¿Cuándo llegó esa claridad a tu vida?
Hace dos semanas. Sí, porque toda la gente dice “duré cinco años y fracasé”. Chuta, a mí no me parece un fracaso; me parece un gran periodo de crecimiento. Todo es móvil, nada es permanente, entonces por qué nos aferramos a que las cosas nos duren. El apego es el problema que tenemos.
Te desapegas de Chile para vivir en México.
Sí, me voy de Chile. Estoy dejando un programa de radio que está en su mejor momento, pero tengo un llamado demasiado fuerte, un llamado espiritual que me lleva a México. Es un tema muy profundo que prefiero no hablar por ahora. Me voy porque me pasan muchas cosas. Tengo ganas de dedicarme a escribir, otra faceta mía. Siento que acá me lleno de compromisos, y quiero tomarme un tiempo un poco lejos.
¿Por qué México?
Hace años fui a Ciudad de México, y me gustó, “me hallé”. Te juro que cada vez que he ido estos años, vuelvo llena de energía, vibro. Es una ciudad creativa, pasan muchas cosas, y acá como actriz hace mucho tiempo que no tengo un espacio por varias razones. A veces me asusta que pasen 20 años, levantar la cabeza, hacer 50 teleseries, tener mi cuenta de banco llena de ceros, pero no haber salido de un estudio de grabación en todo ese tiempo. Soy nómade, me gusta moverme, me gustan las personas.
¿Tienes propuesta laborales concretas allá?
Tengo la suerte que firmé con un manager, con una agencia importante, que me tiene muy contenta, y estoy desarrollando proyectos personales que se relacionan con escribir.
¿Qué te llevas?
No me llevo nada y no dejo nada. Me deshice de mis muebles, de cuadros, de mis cubiertos, de mucha ropa. Me llevo dos maletas de 20 kilos y a mi perra Cumbia; jamás la dejaría acá.
¿En Chile no te han llamado para teleseries o no aceptaste ofertas?
Es una mezcla. En un momento me dejaron de llamar, pero también creo que yo no lo deseaba. Pienso que la energía en el mundo está muy power, entonces no creo que le llegue a las personas que no lo quieren desde el fondo de su corazón. Las mujeres que protagonizan teleseries realmente quieren estar ahí, son estables, tienen familia, buscan la estabilidad. A mí no me interesan las cosas, no tengo departamento, no tengo auto; me importan las experiencias. No estoy dispuesta a sacrificar lo que me gusta hacer por plata. La única razón por la que haría una teleserie es porque me daría plata para hacer lo que realmente me gusta, que es moverme, entonces prefiero moverme. Además, nadie te asegura nada. Quizás después de seis meses tienes la plata, pero no tienes el tiempo o las ganas. Ahora no tengo hijos, no tengo pareja, soy libre, puedo hacer todo lo que quiera.
¿Te vas para siempre?
No me voy con fecha de regreso. Quizás voy a durar un mes y me voy a devolver, pero no me voy a devolver con la sensación de fracaso, porque no creo que la permanencia de las cosas sea equivalente al éxito.
¿Qué no te gusta de Chile?
No sé si quiero concentrarme en lo negativo. Chile es un país bacán, están pasan cosas interesantes, existe mucho movimiento. El problema no es Chile, tiene que ver con mi búsqueda, con lo que yo quiero.
Eres libre de contestar esto: muchos se preguntarán si tu ida a México se relaciona con Tiago Correa, quien se fue a vivir a ese país hace un par de meses.
Es una coincidencia. Es un país muuuy grande (ríe). Está todo bien. Con Tiago somos ex marido y ex mujer, no somos amigos. Somos ex, esa es nuestra relación.
¿Siempre dices lo que piensas?
No, he aprendido que a veces eso es imprudente, y quizás las personas no quieren escuchar tu opinión. Cuando me preguntan, digo la verdad, pero no ando repartiendo verdades porque sí.
Da la sensación que eres ruda…
No, sólo soy muy apasionada. Soy una kamikaze, me tiro de cabeza por las cosas, me tiro al agua no más.
Estás soltera. ¿Qué tiene que tener un hombre para estar contigo?
No busco un prototipo; lo único que necesito es un hombre que me deje ser, que me deje viajar, que entienda que soy volátil, que no me trate de atrapar. Soy lo más fiel que hay, no necesito que me “paqueen”, soy como los pingüinos en una relación. Lo único que necesito es que no me mientan y que me dejen ser. También que sea simpático…, bueno, no sé. Ahora mi energía no está puesta en ese tema.
En una entrevista decías que querías pasar de ser una mujer contenedora a una mujer desvalida, porque los hombres buscan a la desvalida.
Pero jamás seré la desvalida, soy completamente autosuficiente. Una cosa es encontrar a alguien con quien puedes ser vulnerable, y otra es tener la necesidad de que alguien te salve. Yo no necesito que nadie me salve; me salvo sola la mayoría de las veces.
Trabajas en muchas películas con Nicolás López. Mantienen una increíble relación.
Sí, pronto estrenamos la versión mexicana de “Una mujer sin filtro”. Mi colaboración con Nicolás va más allá de los papeles que me da en las películas. Somos amigos, somos familia. Cuando vives en un país como Chile, donde la mayoría de las personas ha tomado la opción de una vida tradicional, llámese casarse, reproducirse y hacer la mayor cantidad de tiempo lo mismo, si te encuentras con personas que son de tu tribu, inevitablemente te agrupas.
Además, lo admiras.
Es muy asertivo a la hora de entregarme personajes, me encanta trabajar en sus películas, lo admiro muchísimo. Un chileno que logra hacer la quinta película más vista en la historia del cine mexicano es un éxito total. ¿Qué no me gusta de Chile? Que algo como eso sea visto como un logro menor, porque la película no habla de la pobreza o los colores políticos, porque es comedia, y la comedia no es tan respetable. Eso no me gusta de Chile, que no se reconozca a las personas que hacen lo que les gusta hacer y no lo que se espera de ellos.
Hace dos años te quitaron la licencia por conducir en estado de ebriedad. En ese momento ya no tenías auto, era prestado. ¿Cómo es vivir sin auto y moverse por la ciudad?
Cuando dejé el auto me costaba un poco más porque vivía más lejos, pero ahora me fui a vivir cerca de donde trabajo, me muevo en bicicleta, en la noche nadie anda en auto porque no puedes tomar. Durante el día tomo el Metro, Cabify, Uber; no muchas micros porque son muy lentas. Camino ene y soy seca para escuchar los audiolibros mientras camino. Soy muy intensa de cabeza, tengo muchos pensamientos al mismo tiempo, entonces al escuchar un audiolibro me concentro en lo que dice y se convierte como en una meditación activa.
¿Disfrutas la ciudad?
Disfruto la ciudad, pero soy súper ermitaña; me gusta mi casa, me gusta mi perra, me gusta ir a comer a casas de amigos. No me entretiene ir a bailar. Cuando era más chica me gustaba, pero ahora me da lata.
¿La violencia en las redes te afecta?
Me da lo mismo, los bloqueo altiro. Cuando pasó lo del auto, me decían que iban a ir a matarme a mi casa. Me doy cuenta de que la gente tiene mucha rabia, y a veces encuentra canales para expresar su rabia y uno simplemente es el receptor escogido en el momento, y chao. Había un mensaje que decía: “Espero que la próxima vez no te paren los pacos, sino que te saquen los bomberos muerta de tu auto”. Por lo general son hombres y mandan mensajes internos. Leí un par y después los borré no más.
¿Te afectó en algún punto?
Me afectó porque uno es muy vulnerable. Puedes no tener auto, puede que nunca en tu vida hayas tomado y justo esa noche lo hiciste, no lo pensaste y te puede pasar algo. Me afectó saber que todos estamos vulnerables siempre a que nos pasen cosas malas o buenas, no hay control. Solo puedes tratar de cuidarte, pero lo que te tiene que pasar, te va a pasar igual. Al final uno siempre está vulnerable a que te pasen cosas, y uno tiene que atraer lo que quiere. He pasado periodos bien oscuros emocional y mentalmente, y obvio que la oscuridad atrae oscuridad.
¿Y cómo lograste salir?
Es que ya pasé a otra etapa. Tengo mis días tristes, pero ya no me interesa indagar en el lado oscuro, prefiero buscar la luz siempre. Si estoy triste o por momentos tengo rabia, elijo no entrar en esa oscuridad.
¿Lees libros de autoayuda?
Sí, algunos que me han parecido interesantes. Hay un libro que debiera ser obligatorio para todo el mundo que se llama “Los cuatro acuerdos”, de Miguel Ruiz. Es un libro cortito sobre los toltecas que te puede cambiar la vida. Para mi gusto es un must. Está en PDF gratis. También leo de otros temas. Ahora estoy leyendo “De qué hablo cuando hablo de escribir” de Haruki Murakami, y “El código de la obesidad”, que habla sobre cómo tu cuerpo maneja la insulina. Leo sobre muchos temas.
Siempre te has mantenido igual físicamente. ¿El peso es un tema? ¿Qué te parece la obsesión por los jugos verdes?
Antes era mucho más flaca igual, pero me parecen bacanes los temas de alimentación, porque cada persona tiene que hacer lo que crea necesario para sentirse bien. Sí soy una persona que lucha con el peso como todas las mujeres del mundo. Igual entendí que tengo 36 años y no voy a pesar lo que pesaba cuando tenía 20, o que no voy hacer lo que tengo que hacer para pesar eso. Puedo ir al gimnasio todos los días y alimentarme con pollo y lechuga, pero no me interesa. Igual voy al gimnasio, ando en bici, camino con mi perra. Si tengo una alfombra roja, me enchulo un mes con los jugos, me pongo rigurosa, pero el día que termino me como mi hamburguesa doble con todo y me tomo mi shop, porque me hace feliz.
Créditos ropa: Top mango; collares Fran Izquierdo (@franizquierdo). Pantalón, top y camisa Karl Lagerfeld Falabella. Vestido Basement. Top y pantalón Mango, collares Fran Izquierdo.