Tiene sólo 25 años, pero Lucas Balmaceda ya tiene un buen CV en teatro, cine, danza y televisión, protagónicos incluidos. Aún estudiaba Teatro en la Universidad Católica cuando fue convocado para un casting de “Los 80”. Quedó, su personaje “Axel Miller” fue bien evaluado, y significó el punto de partida más público de una carrera que tiene un gran camino por recorrer.
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“Creo que para el oficio de actor, el teatro es la plataforma que te permite hacer más cosas, y donde en el fondo uno puede elegir qué mostrar y cómo hacerlo. En cambio la cámara es mucho más acotada, por ejemplo hacia el rostro, y también tiene varias otras técnicas que hacen que uno esté preocupado de dónde y cómo mirar más que de la misma actuación. Hay varias cosas sobre las que uno debe estar pendiente, y luego se puede actuar más relajadamente. A pesar de ello ambos me gustan mucho, pero como actor definitivamente siento que el teatro es el espacio donde más se aprovecha la actuación”.
Lucas nació en California, Estados Unidos, donde su familia se radicó luego de partir al exilio tras el Golpe Militar de 1973. Es hijo del conocido ginecólogo José Balmaceda y de Verónica Pascal. Llegó a Chile cuando tenía 3 años, y estudió en el colegio Saint George. Su hermano, Pedro Pascal, se quedó viviendo en Norteamérica cuando su familia regresó al país, y por un tema artístico decidió usar públicamente su apellido materno, desarrollando una exitosa carrera en Hollywood. Participó en la serie de HBO “Game of Thrones” personificado al “príncipe Oberyn”, y también uno de los protagonista de “Narcos”, de Netflix, la serie basada en la caída y muerte de Pablo Escobar que acaba de lanzar su tercera temporada, y donde Lucas también participa. Es la primera vez que los hermanos comparten créditos.
La importancia de gozar
“Te podría decir que partí como actor de cámara, porque grababa mucho con mis amigos, hacía videos caseros y luego los mostraba en el colegio; también imitaba mucho a los profesores… Me invitaban a hacer cosas, personajes, siempre tuve ese lado lúdico, pero nunca imaginé que me dedicaría a esto. La verdad es que ahora lo cuento riéndome un poco de los videos que hacía cuando chico, pero eso fue pura experiencia. En el fondo es una base, porque lo que más cuesta de enfrentarse a una cámara es el aparato mismo; cuando ya se tiene esa experiencia es todo más fácil, te das cuenta que es un lugar donde te sientes cómodo”.
Cuando saliste del colegio, ¿tenías claro que el teatro era lo tuyo?
Desde muy chico siempre me gustó, me llamaba la atención porque me gustaba mucho ver películas… Inventaba historias en mi cabeza, y no era sólo pensarlas y crearlas, sino hacerlas. Pero la verdad es que tuve muchísimas, infinitas dudas. Para mí lo de la actuación era como un juego, mis compañeros y la gente se reía, no me daba cuenta que estaba actuando cuando imitaba a la profesora. Después dije “esto lo disfruto mucho”, pero es difícil decidirse por una carrera artística. Es difícil sobre todo en Chile, que es un país muy conservador con respecto a las carreras y a lo que los jóvenes estudian; todo está enfocado en ganar plata y no en poner el goce como algo relevante. Y los chilenos somos súper así, muy trabajadores y empeñosos, pero poco gozadores. No creía que algo que me provocaba goce era a lo que me podía dedicar en la vida… Y finalmente me salía bien, de forma bastante espontánea.
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¿Cómo fue tu experiencia en “Los 80”?
Increíble, un golpe de la fortuna, porque recién estaba en cuarto año de la universidad, y a punto de estrenar una obra en el GAM. Era una obra muy importante, muy dura, de mucho trabajo y que requería de muchísimo ensayo, entoces estaba súper exhausto. Pero me llegó la posibilidad de participar del casting y fui. Me aprendí bien los textos, hice lo que tenía que hacer y quedé, pero la verdad no me lo esperaba, sentía que estaban buscando otra cosa, no me consideraba “el apto”. Fue muy gratificante porque me incorporé fácilmente a una serie que llevaba mucho tiempo, que representaba un oficio perfecto con su dirección de arte, con la química entre todos los actores, la fotografía, el vestuario. Todo era tan meticuloso que ser parte de eso fue increíble. Tenía dudas de hacer el personaje, pero cuando me puse el vestuario, me miré al espejo y dije “soy Axel”. Muchas veces la gente me veía como un niño muy cándido, puro, bueno, y este personaje era todo lo contrario; yo sabía que eso latía dentro de mí, quería ocuparlo como un juego, porque eso hacemos los actores: jugamos con nosotros mismos. Igual estaba muy nervioso, pero me dejé guiar, y fluyó.
Luego de “Los 80” vino la teleserie “Juana Brava” (TVN), donde tuvo un papel protagónico junto a Elisa Zulueta. “Estuve mucho tiempo muy enfocado, fue largo y duro el proceso, porque recién estaba saliendo de la universidad, era más joven, más loco y desordenado”.
¿Te costó?
En ciertos aspectos más profesionales diría que sí. No fue como en “Los 80”, ya estaba un poquito más relajado, pero recién salía de la carrera y no tenía tan claro qué quería, si era la televisión u otra cosa. Pero lo disfruté muchísimo e hice grandes amigos, como la Elisa, Alejandro Trejo y la Paulina Urrutia, con quién después hice una obra de teatro.
Acaba de terminar la temporada de “Tebas Land”, obra del dramaturgo franco-uruguayo Sergio Blanco que ha recibido varios elogios y ha sido llevada a escena en diversos países, que estuvo durante todo agosto en el GAM. En ella Lucas interpretó dos de los tres personajes en escena. Se trata de un montaje complejo, sobre la historia de un parricidio. “Fuerte, de mucho trabajo, texto y ensayo. Como no tuvimos el apoyo de un fondo, sólo la sala del GAM, nadie del equipo trabajó con sueldo; fue sólo amor al arte. Pero ahí se ve cómo el oficio, las ganas y el profesionalismo superan todas las dificultades. Nos metimos de lleno y logramos un vínculo y un trabajo muy importante”.
Es el menor de 4 hermanos, el “conchito” de la familia. “Soy el niño; el más tierno pero también el más vivaracho. Tuve mucha libertad y eso me ayudó a conocer más, a crecer más rápido, a saber sobre el mundo donde me estaba moviendo”. Cuenta que los hermanos Balmaceda son “como de dos camadas”; por un lado su hermana mayor y Pedro, con quienes tiene 20 y 17 años de diferencia y que se quedaron a vivir en Estados Unidos, y su otro hermano, 5 años mayor, quien volvió a Chile, como él. “Pese a la distancia y a no haber crecido juntos tenemos un apego muy grande, pasamos las Navidades siempre juntos, por ejemplo. Siento que estamos juntos, que Pedro me acompaña y está presente en cada función. Me siento muy cobijado por toda mi familia”.
El pasado 1 de septiembre se estrenó la tercera temporada de “Narcos”, la serie de Netflix donde Pedro Pascal interpreta al detective “Javier Peña”, uno de los protagonistas. Son varios los actores chilenos que forman o han sido parte de “Narcos”; Luis Gnecco, Alfredo Castro, Paulina García y el propio Lucas, quien debuta en esta temporada. “El hecho de que participemos diferentes actores chilenos en la serie habla bien del medio, de la calidad de los actores nacionales. ‘Narcos’ fue una experiencia muy dinámica, de mucha acción, y ésta es una gran temporada que viene con muchas explosiones, sangre y drogas. Como toda buena historia se cruzan otras micro-historias funcionando desde la pasión y la irracionalidad… No me tocó grabar con Pedro, pero qué te puedo decir, es mi hermano, lo vi haciendo teatro en Nueva York, él nos venía a ver a Chile desde muy joven, lo conozco en todas sus facetas. Para mí no hay ningún cambio en la persona que es él dentro de mi corazón”.
Ahora está ensayando para una performance que se estrenará este mes en el Campus Oriente de la Universidad Católica; prepara una obra de danza para noviembre, y forma parte de la serie “Santiago Paranormal” (TVN), próxima a llegar a las pantallas. No tiene contrato vigente con ningún canal, pero asegura estar “muy contento con mi incertidumbre y mi libertad”.