Chile

Angélica Castro: “La libertad para mí es todo”

Con propuestas en teatro y televisión comienza este 2017 la conductora y modelo radicada en Estados Unidos, quien supo aprovechar las oportunidades, vive el presente y mantiene su relación con Cristián de la fuente en el lugar que corresponde: lo privado.

Por: Carolina Palma Fuentealba.

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Sigue siendo una rubia despampanante, aunque mucho más madura, segura y con las mismas ganas de participar en instancias solidarias como lo hace en Fundación Nuestros Hijos. Angélica Castro (44) está radicada en Los Ángeles, California, Estados Unidos, y combina la conducción y la actuación hace mucho.

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El 2016 fue excelente, profesionalmente hablando. En Nueva York alcanzó el éxito gracias a la obra «El beso del jabalí», tanto que existe la posibilidad que llegue a Madrid y Londres, aunque aún no lo confirma porque también mantiene proyectos de televisión en Chile y Estados Unidos, más su microespacio diario en radio Romántica, llamado «Vivir mejor». Recién en marzo definirá su agenda.

Estuvo algunas semanas en Santiago reemplazando a Tonka Tomicic en «Bienvenidos», de Canal 13. «No me suelo estresar. Sólo cuando tengo proyectos maravillosos y se me cruzan. Es cierto que entremedio estuve hospitalizada, pero porque me agarré un virus que me atacó el intestino, se me inflamó y estuve delicada, la verdad. Lo estaba pasando tan bien en el matinal que no me di cuenta», asegura.

Esos días fueron también agotadores porque estuvieron marcados por los incendios en la zona centro-sur del país, donde junto a Cristián de la Fuente tienen una casa, específicamente en Vichuquén. Si bien no se quemó, fue allá a compartir con sus amigos afectados, a quienes conoce hace más de 25 años. «Tengo muchos amigos allá, pescadores, artesanos, los cuidadores de mi casa, que también son mi familia. Cuando pasó esto me golpeó mucho. No me podía quedar como un espectador que sufre comiendo pan con queso. Quizás es más fácil permitírselo si no hay un nexo. Le dije a mi cuñada que nos fuéramos a Vichuquén altiro, llené la camioneta con agua, comida, y partimos volando. Cuando empecé a ver el camino, te prometo que el nivel de angustia y pena era gigante», detalla.

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Realizamos esta producción días antes de que volviera a Los Ángeles, donde está su hija Laura (12), específicamente en el Día de los Enamorados. Y pese a que Cristián se encuentra grabando una teleserie en México, le mandó un ramo de flores antes de que partiera al matinal. «Además, en nuestra casa de Miami también me tiene unas rosas rojas y me envió una foto. Él es mucho más de detalles que yo, pero he aprendido mucho, porque antes me daban lo mismo los aniversarios o fechas especiales. Es rico sentirse querida», confiesa.

Ustedes se han transformado en una pareja icónica. Ya llevan 15 años juntos…
No estoy pensando a cuántos años llegamos. Por una cosa de vivencias he aprendido a vivir el hoy. Con respecto al futuro, uno tiene que proyectarse, saber qué quiere hacer. Creo en el poder de las palabras, del pensamiento, entonces, evidentemente que si uno proyecta algo, si le pones tu energía y esfuerzo, va a suceder. Es como decretarlo, pero sin ponerle la presión que sea para marzo, sino que cuando el universo quiera enviarlo.

Los dos son súper atractivos. ¿Los celos nunca han estado presentes en su relación?
No. Es lo único que no ha estado presente. No es que no sea celosa; he tenido relaciones donde sí lo he sido, pero Cristián no me da motivos para serlo. Es una persona que está siempre presente, es coqueto pero siempre respetuoso, transparente. Siempre contesta el teléfono, por ejemplo. No puedo ser celosa si él no me da un motivo. Él conmigo tampoco, porque soy un libro abierto con él.

¿Y cómo manejas tu carácter taurino?
Soy Tauro, pero él es Piscis, un signo de agua, entonces nos equilibramos. Aprendí harto con Pedro Engel (ríe). Además, uno no es sólo un signo, sino que tienes tus historias. Por mi experiencia sé que uno tiene un rompecabezas completo, y a mitad de camino tienes que hacer otro. Muchas veces hay que partir de nuevo. En el fondo puedo creer firmemente en algo, pero si tú no estás de acuerdo, convénceme, dame tu punto de vista, y lo más probable es que llegaremos a un entendimiento, pero no siempre a un acuerdo. La libertad para mí es todo.

¿Nunca ha salido en la prensa información poco fidedigna de alguno de ustedes?
Me considero súper bendecida porque la prensa siempre nos ha tratado con respeto. He pasado momentos delicados en mi vida, pero nunca pasan la puerta sin avisar, sino que golpean y uno ve si abre. No sé si influye, pero nosotros tampoco estamos opinando de otras personas. Nuestro mundo privado, pese a que somos súper expuestos, ha sido hermético. Jamás he discutido públicamente o he contestado sobre un tema que tenga que ver con nosotros. Si quiero decir algo, lo hablo directamente con Cristián.

Tampoco han expuesto a su hija, aunque con las redes sociales es casi inevitable.
Sí, antes era más fácil. Ahora hay una línea muy delicada entre no mostrarla para no exponerla y no mostrarla y que piensen que no te interesa. No quiero afectar mi vida cotidiana tampoco. Si tengo que ir a un evento de Fundación Nuestros Hijos, quiero ir con la Laura, y si hay cámaras, hay cámaras no más.

¿Le gusta la televisión?
Más que la tele, le encanta la actuación. Ahora que estuve haciendo la obra de teatro «El beso del jabalí» en Nueva York, me acompañó casi todo el tiempo, estaba en los ensayos, y los disfruta. Siempre me dice «mamá, voy a ser actriz». En el colegio todos sus electivos son actuación, baile, y la apoyo en todo lo que la perfeccione. No se lo fomento al nivel de enviarla a una prueba de cámara, aunque me lo han ofrecido muchas veces en Chile y afuera.

¿Por qué no?
Es que yo partí trabajando a los 14 años, y siento que me salté una etapa. No tuve opción, porque mis papás estaban enfermos, tenía que trabajar, después se murieron, tuve que vivir sola. Si le puedo dar una buena vida, pero ella quiere vender queque, jugos o ropa para juntar plata y comprar algo, como ya lo ha hecho, feliz. Pero todo dentro del contexto de niñez. Sirve para que se dé cuenta lo que cuestan las cosas, y que ella también aprenda a ingeniárselas.

En tu vida has sabido aprovechar todas las oportunidades. ¿Cómo las detectas?
Es importante estar abierta al universo. A entender que no tenemos todas las respuestas y no sabemos qué es lo mejor para nosotros. Imagínate que me llaman para un programa, e inmediatamente digo «depende para qué, porque soy sólo animadora». ¿Qué pasa si quizás me llaman para un segmento, y de ahí nacen nuevas oportunidades? Siento que siempre hay una posibilidad invisible, y quizás mucho más gigante de la que te imaginas. Cuando uno pierde un trabajo, lo veo como una bendición. Siempre me pregunto «¿qué se me va a venir?», porque lo que se va a venir es tan espectacular que por eso no tengo que tener este trabajo. Cuando uno toma todo lo que te pasa en la vida como una oportunidad, lo bueno y lo malo, pasa lo mejor.

Además, nada es casualidad.
Totalmente. Y todas las piezas son importantes. Uno a veces piensa que una posibilidad no es buena porque es un papel chico; nada que ver. No hay papeles chicos. Cuando llegué a Los Ángeles no hablaba una gota de inglés, y me ofrecieron hacer un casting para la película «El rey Escorpión», aunque estaban buscando a una mujer morena. Cuando me lo propusieron jamás pensé que era un papel chico ni me pregunté «qué van a decir los demás porque voy a hablar sólo dos líneas». No le pongo juicio. Yo quería conocer los Estudios Universal, al final terminé haciendo el personaje, y de ahí me llamaron para muchas participaciones en series importantes. Imagínate cómo se dio esa oportunidad, siendo que podría haberme burlado o negado porque «yo animé Viña del Mar» (2002). ¡Pero qué importa! Uno tiene que ver más allá. Hay que saber que hay algo superior que te está protegiendo. Si es para ti, es para ti. No le quitas el puesto a nadie.

Estuviste remplazando a Tonka Tomicic en «Bienvenidos». ¿Te imaginabas en ese rol?
Sí, la verdad es que me encantan los matinales, me acomodan. Porque para uno como mamá, como mujer, se tocan todos los temas. Obviamente nunca lo pensé porque no vivo en Chile, y es difícil que te ofrezcan algo así porque son varios días seguidos. Cuando me llamaron me sentí muy feliz, y es un honor que piensen en mí. Tener la posibilidad de conducir con Martín (Cárcamo), un compañero generoso, y con un equipo con buena energía, es un honor.

¿Te gusta la televisión chilena?
Sí, aunque los chilenos somos muy críticos con esta industria. Llevo muchos años fuera, pero tengo clarísimo que si tengo trabajo afuera es porque trabajé en Chile. Cuando veo televisión la encuentro de muy buena calidad, hablo de la imagen, la producción, la buena iluminación…

¿Y el famoso «chaqueteo»?
Existe, pero uno debe aprender a ver el lado positivo y negativo. Y siempre hago el ejercicio de bajarle el volumen al negativo. Así como somos chaqueteros, tenemos cosas buenas. Me pregunto de dónde viene ese «chaqueteo» del tipo «está ahí porque es amiga de…» o «a ella no le costó nada». Todo lo que uno pueda decir, no tiene análisis. No puedes opinar sobre otra persona, tú no sabes lo que está viviendo o lo que vivió para estar donde está.

 

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