Por: Jessica Celis Aburto.
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Son las 16 horas y Jorge Zabaleta viene saliendo de una larga jornada de grabaciones de la nueva nocturna de MEGA, «Sres. Papis», que comenzó a las 8 am. Una vez más interpretará a un hombre a quien la paternidad lo toma por sorpresa, como en su recordado rol en «Papi Ricky». Ahora dará vida al ingeniero «Ignacio Moreno», un empresario de 30 años que vive su vida sin pensar en tener hijos, hasta que un día aparece «Yoni» (el niño actor Diego Guerrero), su supuesto hijo.
En la vida real, el actor y comunicador fue papá a los 26 años. Hoy, junto a la familia que formó con Francisca Allende, tiene 3 hijos: Raimundo (19), Milagros (10) y Antonio (7). Ellos son su gran aprendizaje, su fuente de amor y también de miedos, que lo han llevado a ver la vida desde «lo importante».
A sus 46 años, estas son sus reflexiones con sabor a «Día del Padre».
HOMBRES
¿Qué espacio ocupa el género masculino en tu vida?
De partida tengo dos hijos hombres, y desde allí mi relación con el género es muy importante. Mis grandes amigos son hombres. Siento que los hombres son más fáciles. Me di cuenta de eso cuando fui papá. Mi hija me hizo darme cuenta que entre ella y sus hermanos la diferencia es abismante. El hombre es más simple desde la esencia. Por ejemplo, si salgo con ellos hay una preparación, y si salgo con ella, otra. Ellos se ponen un polerón y nos vamos. Ella se arregla, hay un tema de pretensión ahí que es muy femenino, y me encanta que sea así.
LOS HOMBRES Y EL DINERO
Alguna vez también declaraste que durante años luchaste por darle estabilidad a tu familia, ¿cómo ha sido y es tu relación con el dinero?
No tengo ninguna relación con el dinero hoy. Todo ese tema lo ve mi padre, maneja el 80% de todo. Yo sólo trabajo y hago lo que me gusta, gracias a Dios. Y es divertido, porque a veces le digo «oye, quiero hacer tal cosa» y él me dice, «bueno dale, o no…».
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¿Le pides plata, como cuando uno es niño?
¡Claro… (risas)! Mi viejo me da como una mesada. Obviamente que me gusta ganarme las lucas y trabajo mucho desde chico, pero el dinero por el dinero no es importante en sí. Sí lo es la forma en que me lo gano. Siempre he sido de inventar y hacer cosas, soy muy inquieto en ese sentido. Desde que vendía volantines cuando tenía 5 o 7 años, los compraba en La Vega y los vendía en mi casa.
Has dicho que le tienes miedo a la pobreza y eres muy ordenado con las platas…, ¿apretado?
¡No, pa’ na! (risas). Pero sé cuáles son las cosas importantes y dónde meter la plata. Hay muchas cosas de las que me he deshecho con el tiempo y otras que no hago, como gastar plata en ropa o autos. Descubrí que hacer eso no me hace feliz. Tuve un súper auto y no me hacía feliz, al contrario, era un cacho porque tenía que cuidarlo, preocuparme que no lo rayaran…, un desastre. Para mí es mucho mejor tener un auto más viejo y sacarme ese peso de encima.
LA PATERNIDAD
En una entrevista declaraste que tu papá –el cantante Antonio Zabaleta– fue duro contigo y recién pudiste ser amigo de él cuando tenías 15 años. ¿Cómo es esa relación ahora?
Él no fue duro conmigo, tuvo una relación dura con su padre, lo que no facilitó las cosas cuando yo era más chico. Mi papá se ha transformado en una persona especial en mi vida, en todo sentido. Me apoya en los momentos difíciles, me da el consejo oportuno, me da toda su sabiduría y su forma de ver la vida. Mi viejo ya sabe de qué ocuparse y de qué no, lo que es importante y lo que no lo es. Es un tremendo apoyo y muy importante para mí. Construimos una relación de amistad hace muchos años. Lo que sucedió es que cuando somos más chicos nos cuesta entender las distintas formas de cariño, y hay veces en que éste no siempre se expresa de forma física. Me di cuenta que mi papá, en su forma, siempre fue cariñoso conmigo y muy preocupado, era yo quien no era capaz de verlo, reconocerlo.
La relación con tu hijo mayor, Raimundo, no fue fácil en algún momento. ¿En qué va?
Se hace difícil para los hijos de un papá conocido y muy expuesto ser «hijos de». A veces se me olvida y me cuesta entender por los procesos que él pasa, entonces trato de empatizar más con él en ese sentido, siempre. No es fácil crecer con un papá tan expuesto, es muy complicado para él, y es una lucha.
¿Cuál es su mayor dificultad?
Él me debe contar menos de lo que le pasa, pero sin duda creo que le pasa harto que lo presenten como el «hijo de». Así uno va perdiendo la propia personalidad, su individualidad. Lo que siempre le enseñé es que él era Raimundo, y que cuando lo presentaran como el «hijo de..», diga «perdona, soy Raimundo Zabaleta». Es difícil para los hijos toda la exposición de los padres porque cualquier cosa que uno haga o diga, repercute en ellos. Si me mando una cagada hoy, sé que repercutirá en mis hijos, y por eso trato de cuidarme mucho que mi nombre se asocie a cosas positivas y no a algo negativo.
¿Cuál o cuáles fueron los mayores cambios que has vivido con la paternidad?
Creo que todo el mundo es una persona antes y después de tener un hijo. Fundamentalmente me pasó que aparecieron todos los miedos y aprensiones por el temor de que les pase algo a mis hijos. Uno está constantemente pendiente de ellos. Ahora que están mas grandes, te pasas rollos cuando salen: que ojalá estén bien, que no choquen y lleguen a la casa tal como salieron. Ahora que la cosa está mala y conozco casos de niños de la edad de los míos a los que han acuchillado, entonces es un tema súper complicado porque están en la edad de salir a carretear y se exponen. Lamentablemente los niños y adolescentes creen que son superhéroes y que nunca les pasará nada. Raimundo ya maneja y sabe que si toma no debe manejar. Para eso tiene la opción del taxi o llamarme. Aún así, no están libres de mandarse una cagada o que les pase algo, y ese es el temor constante.
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IMAGEN Y VANIDAD
Eres uno de los minos de la TV chilena, ¿cómo encaja ese cartel en tu ego?
Pienso que todo lo que sale en la tele la gente lo encuentra increíble, y no es así. Uno cuenta historias en la tele, y todo lo que tiene que ver con ella uno le da un adorno extra que da una cierta imagen que es eso, una imagen. Cuando salgo de Chile y camino en la calle nadie me mira, paso súper inadvertido. Me encantaría caminar por Nueva York y que las súper modelos se dieran vuelta y dijeran «¡oye te pasaste!, qué lindo»… (risas). Eso no me ha pasado nunca, pero nunca. Y eso que trato de ser canchero, pero no pasa nada.
¿Te preocupa el paso del tiempo, las arrugas, que lo que está arriba comience a caer?
Me preocupa en su justa medida. Sí me preocupa el tema de la salud. Trato de hacer cosas que aporten a la mía. Tengo un tema con el cigarro que para mí ha sido una lucha eterna. Fumo desde los 15 y paso periodos en que lo dejo, pero vuelvo. Es un vicio de mierda.
¿Cuánto estás fumando?
Todo lo que tengo ganas de fumar, no tengo una cuota. Tengo hasta un pucho eléctrico que de repente agarro, pero bueno… Me preocupa la decadencia física, que el cuerpo no responde como antes. Ahora, uno entiende que sí influye el cómo has llevado tu vida antes. Si has llevado una vida sana, a los 46 años sí influye, y mucho. Una buena nutrición hace la gran diferencia.
¿Y lo has hecho bien, responde tu cuerpo?
Sí, todavía hay algo ahí, todavía queda raspado (risas).
SEXO Y SEXUALIDAD
Perteneces a una generación bastante reprimida y con mucho tabú en materia sexual. ¿Te sientes identificado con eso?
Claro que sí, éramos bien reprimidos, porque las ganas siempre estaban (risas). Tuvimos una educación muy castrante, y estoy súper en contra de eso. Echo mucho de menos la Educación Sexual en los colegios, por eso creo que es importante que se hable de sexualidad en la casa. Quiero que mis hijos sean sexualmente plenos, en el momento que ellos lo decidan. Creo que he tratado de inculcarles un respeto, sobre todo hacia su cuerpo, que aunque sea un cliché, «es un templo sagrado». Me importa eso, pero sin darle al sexo una connotación negativa ni menos coartalos para que den pasos que tendrán que dar sí o sí en la vida. El sexo y la sexualidad es parte de la vida, y claramente si tienes respeto hacia tu cuerpo, es algo muy sano. La generación mía, la de los 70, llegamos a una sexualidad plena después de los 40, y eso es porque nos ha costado sacarnos de la cabeza muchos tabúes, tanta mala educación. Yo quiero que mis hijos sean sexualmente plenos antes, que descubran la sexualidad, el amor a través de ella, que prueben y sean felices.
Con Raimundo me imagino que ya has tenido conversaciones al respecto…
Sí, él está grande ya y no voy a comentar todo lo que hemos hablado (risas), pero sí, él tiene claro el tema. Me da mucho gusto escucharlo cuando hablamos al respecto porque tiene súper claro lo que quiere para él en esa materia. Es muy maduro en ese sentido.
Qué buena comunicación…
Una familia no debería tener miedo de abordar estos temas, porque no tiene que ver sólo con la sexualidad en sí, sino con el respeto que uno tiene que darle a su cuerpo. He tenido experiencias que no me han gustado, en las que he salido de ahí y me he sentido absolutamente vacío. Ahí me di cuenta que eso no es lo mío y que necesito otro tipo de relaciones. Darme cuenta de eso implicó un trayecto largo.
SÚPER HOMBRES
¿A qué hombres admiras y por qué?
Nunca he admirado tanto a nadie, no soy fan, pero sí respeto a mucha gente, sobre todo a quienes han sido consecuentes con su vida. Creo que la consecuencia es una virtud que hoy vemos muy poco, y por eso es digno de admirarse. Admiro a las personas que creen en el trabajo duro, en que la satisfacción y que las lucas vienen con el tiempo, después de hacer un trabajo responsable; como los viejos de antes, que se sacaban la cresta durante años para tener su casa y auto. Ahora los cabros quieren hacerse ricos en 3 o 4 años a costa de cualquier cosa, y pasan por arriba de todo el mundo.
MACHISMO
¿Hay machismo en Chile?
Los chilenos somos muy machistas, y mal.
Te has declarado feminista…
Sí, yo me siento totalmente distinto. Vengo de una familia donde mi mamá siempre trabajó (secretaria de Codelco). Se levantaba súper temprano para salir a trabajar al centro con su traje de dos piezas. Mi vieja es una mujer tremendamente empoderada, siempre lo fue. Por ningún motivo pensó en dejar de trabajar porque tenía su vida independiente, que era aparte de la que tenía mi papá. Así, si algo pasaba, ella era capaz de agarrar sus cosas e irse (risas). No sé si eso será bueno o malo pero lo encuentro súper valorable. A mi hija la estoy criando para eso: para que sea una mujer independiente y que no dependa de otra persona.
¿Qué consejo te darías hoy?
Que deje de fumar, algo que me ha costado muchísimo. Y parar y mirar, porque de repente voy demasiado rápido. A veces siento que corro mucho mientras el resto de la gente camina.
Así fue el backstage de la sesión de fotos de Jorge Zabaleta