Tan hermosas como dañinas. Así se presenta este espectáculo de luz natural fluorescente emitidas por las algas Noctiluca scintillans en la Bahía Tolo, en Hong Kong, hasta donde han llegado cientos de curiosos a observar y jugar con el llamado “Brillo de mar”.
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Esta particular especie es un organismo unicelular que técnicamente tiene función tanto de animal como de planta. Por ello puede comportarse como un alga, pero no lo es necesariamente. Más bien, se trata de un tipo de organismo unicelular que se alimenta de plancton y del que se alimentan otras especies.
Precisamente este inusual fenómeno se debe a que estas algas se alimentan del contenido de las aguas residuales que van a parar al mar. Los altos niveles de contaminación se agravan por el lento flujo de las corrientes; el escenario perfecto para la proliferación de este plancton.
Según explicó David Baker del Instituto Swire de Ciencia Marina en la Universidad de Hong Kong a CNN, “los niveles de nutrientes normalmente son altos en la región, debido a los desperdicios de restaurantes y el drenaje que corre directamente de las casas al mar“, y agregó: “las algas pueden ser mortales porque privan al agua del oxígeno, aunque el gobierno no ha registrado ninguna evidencia de muertes de peces“.
Las Noctiluca scintillans no producen químicos que puedan atacar el sistema nervioso o parte del cuerpo, por lo que no se consideran tóxicas para la salud humana. Sin embargo, estudios recientes muestran que la función de noctiluca, tanto como presa y depredador, puede aumentar la acumulación de toxinas de alga en la cadena alimenticia, según explicó a Noticias24 el oceanógrafo R. Eugene Turner, de la Universidad Estatal de Louisiana.
Sin embargo, sí son síntoma de un sistema enfermo, y podrían mermar el ecosistema marino una vez que meren, se hunden al fondo del mar y consumen gran cantidad de oxígeno. Es esta descomposición la que amenaza a cualquier pez o crustáceo que viva en el fondo.
Para visualizar el brillo azul y capturar estas impresionantes fotografías, se debe esperar el movimiento de las olas o a que alguien mueva las aguas, ya que cuando están quietas las algas no brillas.
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