En las faldas de las montañas de Bighorn en Wyoming, Estados Unidos, la cueva Natural Trap guarda diversos tesoros arqueológicos -como fósiles de mamuts, osos de hocico corto, roedores y camellos enterrados bajo capas de sedimento- que han sido estudiados desde que se descubrió la cueva en los años 70.
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Después de 30 años, el 29 de julio pasado un grupo de científicos australianos decidió volver y adentrarse 25 metros en la cueva con el objetivo de encontrar restos de mamíferos de la Era del Hielo. Usaban guantes de látex y mascarillas para asegurar que su propio ADN no se introdujera en los huesos de los animales. Finalmente, un descubrimiento inesperado los sorprendió: había cientos de enormes mamíferos prehistóricos. Una explicación posible de que tantos de estos animales estén ahí, es que cayeron por lo que entonces era una fosa, quedando sin salida y muriendo enterrados.
Una vez en el laboratorio, los investigadores analizaron muestras de ADN de los restos de dientes y cráneos de dos ejemplares, el que se encuentra fácilmente gracias a la buena conservación que permiten el frío y humedad de la cueva. Allí pudieron confirmar que se trataba de un canguro gigante de cara corta (Simostherenus occidentalis) y del ualabi gigante (Protemmodon anak); marsupiales que habitaron el país hace 40 mil años y que serían los verdaderos antepasados de los canguros y wualabis que conocemos hoy.
De esta manera se pudo comprobar que el wallabie gigante está relacionado con los canguros modernos, como el rojo y el gris occidental, mientras que los canguros gigantes de cara corta no dejaron descendientes, pero es probable que su linaje esté emparentado con la especie de ualabi, Lagostrophus fasciatus, que habita en una pequeña isla en la costa occidental de Australia.
El experto en biología genética, Efe Bastien Llamas, del Centro Australiano para el ADN Prehistórico de la Universidad de Adelaida, dijo a CNN que la mayoría de especies de fauna prehistórica australiana que ya se ha extinguido no tienen parientes cercanos conocidos o se desconoce la existencia de estos lazos, y agregó que se desconoce los motivos de la extinción de estas especies.
Los próximos pasos
El equipo de investigadores cuenta con financiamiento entregado por National Geographic para estudiar los hallazgos de la cueva durante dos años más, por lo que ya han planteado analizar el material genético de marsupiales como el diprotodonte, del tamaño de un hipopótamo, y el león marsupial, de los que aún no se sabe con qué especies están relacionados.
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Por ahora, los restos encontrados mejor preservados serán transportados a universidades de Estados Unidos y al Centro Australiano de ADN Antiguo y la Universidad de Adelaide para realizar pruebas.
En el siguiente video, el profesor Alan Cooper de la Universidad de Adelaide de Australia e integrante de la expedición detalla los descubrimientos de fósiles de la cueva Natural Trap.