En Porto do Pecém, a 60 kilómetros de la capital de la provincia de Ceará, en Brasil, dos brazos mecánicos con boyas sujetas en sus extremos se mueven incesantemente en un rompeolas.
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El movimiento del mar genera una fluctuación en las boyas, las que al mismo tiempo activan un sistema de bombas hidráulicas. De esta manera, ambas estructuras contribuyen a un único conjunto de turbinas, generadores y cámara hiperbárica.
Actualmente, el sistema está en su fase de prueba y debería ponerse en marcha definitivamente el primer semestre del próximo año, cuando la meta será producir aproximadamente 100 kilowatts para abastecer energéticamente al principal puerto cearense y con esa misma cantidad de kilowatts, abastecer también a 60 familias.
Hasta el minuto, ya ha generado 50 kilowatts para la iluminación, el aire acondicionado y sistemas auxiliares de las instalaciones de la planta de investigación.
Este prototipo inédito, generador de energía limpia y renovable, fue creado por el Instituto Alberto Luiz Coimbra de Coordinación de Programas de Posgrados de Ingeniería (COPPE) de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), y patentado por Estados Unidos.
El desarrollo cuenta con el apoyo del Gobierno de Ceará y fue financiado por Tractebel Energía, mediante el Programa de Búsqueda y Desarrollo de la Agencia Nacional de Energía Eléctrica (ANEEL), por un total de 18 millones de Reales en cuatro años.
“Esta instalación es la punta de un iceberg, el comienzo de un complejo proceso de incorporación de la fuerza del océano en la matriz energética mundial. Es muy estratégico para la visión del futuro de Brasil”, explicó al diario O’Globo Segen Estefen, Director de Tecnología e Innovación COPPE.
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Algunas de las ventajas del prototipo que destaca ANEEL es que su fácil proceso productivo significa una ventaja comparativa importante en el mercado. Además, permite el acoplamiento con los sistemas de desalinización, una buena forma de obtener agua potable del mar.
Además de las olas, el mar ofrece la posibilidad de generación de energía impulsada por el movimiento de las mareas y las corrientes, y Brasil cuenta con las condiciones para explorar todas estas fuentes, al igual que otros países como Chile que recientemente han iniciado una investigación para desarrollar energía marina.