Muchos conocemos esta realidad. La falta de oportunidades, la discriminación hacen que los pueblos originarios vayan quedando de lado, y ni los gobiernos se preocupan de este problema hasta que las consecuencias pasan a ser mayores.
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En México, La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) insistió que tanto el gobierno de México como la sociedad “tienen una gran deuda pendiente” con el respeto a los derechos humanos y la cultura de los pueblos indígenas.
En un comunicado, el organismo refirió mediante encuestas con estadísticas oficiales, que 5.4 millones de personas en el sector viven en situación de pobreza, y 3 millones en situación de pobreza extrema.
Las mayores deficiencias las encuentran en el área de la salud, el acceso a la vivienda, la seguridad social, la educación y el empleo. Esto constituye un factor de riesgo rayando el límite del respeto de sus derechos humanos.
La CNDH considero necesario que hay que redoblar esfuerzos, a fin de que las carencias de los pueblos indígenas se atiendan con eficiencia, así se respetarían sus tradiciones, sus costumbres su identidad y se reconozcan sus contribuciones culturales, así se respetaría de mejor forma su territorio, y se preservaría todo lo que envuelve a una cultura indígena.
La educación intercultural debería responder al desafío de brindar la preparación de calidad que contribuya a la generación real de diálogos entre el gobierno y las personas que necesitan su ayuda. Las relaciones sociales deben favorecer el desarrollo de las capacidades de todos, por encima de las diferencias culturales y sociales.
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