La mayoría de las zapatillas deportivas que encontramos en el mercado son fabricadas en países en desarrollo, con una gran tasa de pobreza, pocas leyes ambientales y laborales, como lo es el caso de China. Las grandes marcas de zapatillas prefieren tener sus fábricas en países como estos, pues la mano de obra es muy barata y no hay barreras medioambientales que fiscalicen la gran contaminación que generan lo más de 360 pasos que se necesitan para ensamblar una zapatilla.
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Un estudio realizado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en EE.UU., estimó que la fabricación de un par de zapatillas para correr genera 30 libras de emisiones de dióxido de carbono, lo que equivale a dejar una luz de 100 W encendida por una semana, que sumado a las más de 25 mil millones de pares de zapatillas que se fabrican al año, nos deja un verdadero atentado ambiental pues la mayoría de la energía utilizada es a carbón.
Este costo energético sólo midió la fabricación del calzado y no la recolección de materiales que significaría otra cuota de contaminación.
Llama la atención que un producto que se ve tan simple signifique este derroche para el planeta especialmente si analizamos que las zapatillas para correr sólo son demandadas por un pequeño sector de la humanidad, pues en algunas regiones no es importante cambiar de zapatos con la frecuencia que se hace en los sectores más consumistas (¿cuán parte de este sector te sientes?). En otros lugares de extrema pobreza ni siquiera se piensa en el “lujo” de tener otro par de zapatos, e incluso uno solo.
Las personas desconocen el impacto ambiental detrás de ciertas prendas que comprar incluso a bajo precio en las tiendas y creen que los elementos más complejos y costosos son los que más contaminan. Randolph Kirchain, uno de los co-autores señala que “las personas tienden a encontrar que la fabricación es relevante a la huella de carbono en productos de alta tecnología o especializados, tales como circuitos integrados o ese tipo de cosas”.
Es importante conocer la “huella” de los productos que compramos. Hoy en dia existe una preocupación ambiental mayor a la que se veía hasta hace pocos años, es por eso que existe en las empresas el greenwashing, otras marcas más desarrolladas están trabajando para que su compromiso ambiental se vea con buenos ojos.
El activismo sirve, por eso Zara prometió hacer ropa contaminando menos, hace menos de un año Puma comunicó que dejaría de utilizar piel de canguro bebe para sus zapatillas luego que se conocieran detalles de su fabricación. Adidas y Umbro siguen con esta materia prima pero algo se ha avanzado.
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El conocimiento es relevante a la hora de generar cambios, esperemos que los fabricantes da zapatillas actúen según el presente en que vivimos, donde la idea es que “el futuro es verde”.
Links:
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Fuente: Running shoes leave large carbon footprint, study shows (The Guardian)