Salió de México soñando con un futuro como modelo, pero terminó viviendo una pesadilla.
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Poco tiempo después de llegar a Tokio, Norma Bastidas pasó a ser propiedad de un bar y más tarde de un jefe de la mafia.
Perdió el control de su vida y fue sometida a abusos sexuales en un país muy lejano del suyo. Y muy distinto.
"Cuando pienso en eso, evoco la desesperación, la soledad de saber que no le importas a nadie, que no hablas el idioma, que no puedes pedir ayuda, que estás atrapada", me dice desde su casa en Estados Unidos.
Norma fue víctima de trata con fines de explotación sexual en Japón en la década de los 80.
"Cuando me atreví a contárselo a una compañera (en un club de streepers), se rió y me dijo: ‘¿Y a qué crees que venías? Vienes de México y no tienes dinero ¿no? Esta es una gran oportunidad’".
"Uno siente que no tiene ninguna esperanza, que no hay salida".
La oferta
A Norma le llegó una oferta de modelar en la nación asiática a través de "una persona conocida: una amiga de una amiga".