Como dermatóloga que trabaja en Londres, he estado viendo pacientes con problemas de piel durante más de una década y el acné se ha convertido en una de mis principales áreas de interés.
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En los últimos años, he notado con preocupación que, con el aumento de los mensajes sobre el "bienestar" y el persistente énfasis que se hace en este tema, nuestra relación con los alimentos en el contexto de los problemas de piel ha venido cambiando.
Permíteme darte algunos antecedentes.
Soy consciente de que veo en mi consulta privada a un grupo de pacientes que se ha autoseleccionado.
Muchos de ellos han sufrido una larga historia de acné, la mayoría son mujeres de clase social alta. Eso forma parte de trabajar en áreas exclusivas de Londres.
Como muchos de nosotros, se trata de mujeres inteligentes que se preocupan no solo por la salud de su piel, sino también por su salud en general.
Para cuando muchas de ellas llegan a mi consulta es porque ya han agotado numerosos tratamientos para su acné.
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Esto incluye cambiar los métodos de cuidado de su piel y a menudo vienen de gastar mucho dinero en procurar encontrar el producto correcto.
Lo que ingieren
Muchas de ellas también han modificado sus dietas y es precisamente ese aspecto, el de la nutrición, la tendencia que me cuesta ignorar.