Katie Stubblefield tenía solo 18 años cuando resultó gravemente herida por una bala que se disparó a sí misma.
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En el hospital le salvaron la vida, pero su rostro quedó completamente desfigurado.
Ahora, con 22 años, la estadounidense más joven en recibir un trasplante de rostro compartió los resultados de años de cirugías reconstructivas con la revista National Geographic.
Una clínica en Ohio, donde Stubblefield fue operada cuando tenía 21 años, le otorgó a la publicación un acceso sin precedentes.
Un equipo conformado por un periodista y varios fotógrafos siguieron de cerca su preparación y los resultados del procedimiento que se extendió durante 31 horas.
«La historia de un rostro» está en la portada de septiembre. También hay una versión documental en internet donde la joven cuenta su historia.
Sin seguro médico
Hasta la fecha solo hay 40 personas en el mundo que han recibido un trasplante de cara. El primer trasplante total fue llevado a cabo por médicos españoles en 2010.
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Pero como esta cirugía aún se considera experimental, sus gastos no están cubiertos por los seguros médicos en Estados Unidos.
https://twitter.com/vaughnwallace/status/1029334416080949249
La cirugía de Stubblefield fue, eventualmente, financiada por el Instituto de Medicina Regenerativa de las Fuerzas Armadas, que quiere mejorar los tratamientos para el personal militar herido en la guerra.
Stubblefield fue considerada una buena candidata por su edad y por el tipo de heridas que había sufrido.
El rostro trasplantado provino de Adrea Schneider, una mujer de 31 años que murió por una sobredosis en 2017.
Schneider ya era donante de órganos, pero la decisión de donar su cara provino de su abuela, Sandra Bennington, quien tras la operación se reunió con Stubblefield.
Recuerdos borrosos
Stubblefield dice que no tiene muchos recuerdos de la época previa a su intento de suicidio, pero su familia dice que ella estaba teniendo muchos problemas emocionales por su mudanza, por una fallida relación sentimental y por problemas crónicos gastrointestinales durante su adolescencia.
La bala le destrozó gran parte de la cara, sobretodo la nariz, parte de la frente y el hueso de la mandíbula. También sufrió heridas en el cerebro y daño significativo en sus ojos.
Después de recibir tratamiento en Mississippi, fue transferida a Tennessee, antes de terminar en la Clínica Cleveland en Ohio, un centro pionero en trasplantes.
Antes del trasplante, Stubblefield fue sometida a 22 cirugías reconstructivas, que hicieron uso de su muslo e impresión en 3D para reconstruir su mandíbula.
Ella y su familia dicen que ni siquiera sabían qué implicaba este procedimiento cuando le dijeron que podía ser seleccionada.
«No tenía idea de lo que era un trasplante de rostro», dice Stubblefield. «Cuando mis padres me lo explicaron me entusiasmé con tener nuevamente un rostro».
Más operaciones
Después de un año en lista de espera y con dos posibles donantes que finalmente no resultaron, la joven fue operada en mayo de 2017.
Inicialmente, estaba previsto hacer un procedimiento parcial, pero luego se decidió usar más tejido de la donante para mejorar la compatibilidad.
Desde la operación, Stubblefield fue sometida a tres intervenciones de revisión. Es probable que aún deban hacerse más para mejorar la apariencia y funcionalidad de su nuevo rostro.
La joven todavía tiene dificultades para hablar por el daño que la bala le hizo en la boca.
Por el resto de su vida deberá tomar medicación, para reducir el riesgo de rechazo al trasplante.
«Segunda oportunidad»
La joven le dijo a National Geographic que espera poder ir a la universidad. También quiere dedicarse a hablar con adolescentes sobre el suicidio y el valor de la vida.
«Tanta gente me ha ayudado, ahora yo quiero ayudar a otra gente», dice.
Brian Gastman, cirujano plástico de la Clínica Cleveland, le dijo a la cadena estadounidense CNN que esta fue la «máxima segunda oportunidad» para Stubblefield.
«Mi primer deseo para Katie es que sea feliz», señaló. «Eso es lo más importante, pero más allá de eso, me gustaría que tenga cierto nivel de normalidad».
«Después, ella podrá hacer todo eso y convertirse en una portavoz de tantas cosas, sobre cómo ser fuerte frente a la adversidad o sobre cómo no hacer que una única decisión determine quien eres».
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