La Ruta Spondylus te ofrece un abanico de posibilidades para vivir estos días de descanso a tu manera. ¿Buscas energía, acción y las mejores fotos? Canoa te espera con sus olas ideales para surfear y una gastronomía que deleitará tu paladar. Si prefieres la aventura, atrévete a volar en parapente y admira la costa desde una perspectiva única.
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Para una vista del océano, visita el mirador de Puerto Cayo, un punto estratégico para contemplar la inmensidad del Pacífico. Si te animas, sus aguas son perfectas para practicar deportes acuáticos y sentir la emoción del mar.
Avanzando en la ruta, Puerto López es tu puerta de entrada al asombroso Parque Nacional Machalilla. Desde aquí, embárcate hacia la Isla de la Plata, un santuario natural a menudo comparado con Galápagos. Sumérgete en sus aguas para hacer snorkel o buceo y maravíllate con la vida marina, o explora sus senderos en una caminata guiada.

Si anhelas un respiro en un entorno de belleza natural, Ayampe te recibirá con su atmósfera relajada, ideal para conectar con la tranquilidad. Muy cerca, Olón te ofrece una extensa playa que atrae a quienes buscan un espacio para desconectar. A tan solo 10 minutos, Montañita te espera con su ambiente cosmopolita, famosa por sus olas para surfear y su espíritu festivo que cita a viajeros de todo el mundo.

Si eres amante del buceo y la apnea, o simplemente sientes curiosidad, Ayangue te ofrece aguas tranquilas donde podrás nadar junto a mantas gigantes. A pocos minutos, descubre la singular belleza de Playa Rosada, una zona protegida con un encanto especial.
Si buscas una playa tranquila para disfrutar en familia, Punta Blanca es una excelente opción. Además, muy cerca, podrás visitar el Museo de los Amantes de Sumpa. Ya en Salinas, no dejes de visitar el mirador La Puntilla, un lugar perfecto para contemplar el horizonte y disfrutar de la brisa marina.
La Ruta Spondylus te abre un abanico de posibilidades para vivir una Semana Santa a tu manera. Ya sea que anheles la descarga de adrenalina, la conexión profunda con la naturaleza, la vibrante energía de la fiesta o la serenidad de una playa tranquila.