A sus 24 años, Michaella Salvador, psicóloga formada en Canadá, está decidida a cumplir un sueño que ha tenido de la infancia: ser la Reina San Francisco de Quito.
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Con un ideal claro, Michaella quiere ver a su ciudad más unida, inclusiva y con más conciencia sobre la diversidad, especialmente cuando se trata de niños con autismo. Su proyecto social, “Voces de Colores”, refleja su visión de una sociedad que entiende y respeta las diferencias, donde cada persona es valorada por lo que es.
Voces de Colores, un proyecto de inclusión
El corazón de “Voces de Colores” es apoyar a niños autistas y a sus familias, quienes, en muchos casos, enfrentan dificultades al encontrar espacios de aceptación y ayuda especializada.
Michaella sueña con abrir un centro de apoyo donde estos niños puedan sentirse seguros y comprendidos, rodeados de un equipo que pueda brindarles terapias y actividades diseñadas para fortalecer su desarrollo y bienestar.
Su meta es también involucrar a la comunidad educativa. La candidata planea organizar charlas y capacitaciones en colegios dirigidas a educadores y padres, para que puedan comprender mejor a los niños autistas y aprender a apoyarlos de forma efectiva.
“Si la gente entiende lo que es el autismo y sabe cómo ayudar, estamos dando un paso hacia un Quito más inclusivo”, afirma Michaella con una sonrisa.
“Quiero dar todo de mí para poder servir a mi bella ciudad”
Desde pequeña, Michaella sintió una fuerte inclinación por ayudar a los demás, un valor que ha guiado su vida y sus estudios. Aunque su formación profesional la llevó a Canadá, su compromiso social la ha llevado por varios lugares del mundo.
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En su paso por Indonesia, donde pasó un año, Michaella trabajó en un orfanato y en albergues. Esta experiencia la marcó profundamente, pues fue testigo de las necesidades de los niños que, más que todo, buscaban cariño y acompañamiento. Esta realidad fortaleció su determinación de crear espacios de apoyo para aquellos que necesitan una mano amiga.
Un Quito que inspira
Al preguntarle sobre su lugar favorito en la ciudad, Michaella no duda: la Iglesia de La Compañía. “Es un tesoro quiteño, con una belleza arquitectónica y artística que me llena de orgullo”, cuenta.
Para ella, pasear por el Centro Histórico de Quito es una forma de reconectar con sus raíces. Y, como buena quiteña, también tiene sus placeres gastronómicos favoritos: el locro, un plato que no solo disfruta comer, sino que le encanta preparar en familia.
Una candidata con propósito
Michaella se describe como una persona apasionada por el servicio a los demás. Ha sido parte de varios voluntariados, tanto en Ecuador como en Canadá, donde completó sus estudios. Ahora, como candidata a Reina San Francisco de Quito, busca llevar su proyecto “Voces de Colores” a todos los rincones de la ciudad, inspirando a otros a ver la inclusión como un valor fundamental.
Con su proyecto, Michaella quiere sembrar una semilla de conciencia en la sociedad quiteña, para que todos vean la inclusión como una oportunidad para enriquecer a Quito y hacer de esta ciudad un espacio donde cada voz pueda ser escuchada.
