Kristel Candelario es una inmigrante ecuatoriana, madre soltera de dos niñas, que fue condenada a cadena perpetua en Estados Unidos por asesinar a su hija Yailin, de 16 meses, al dejarla sola por más de una semana mientras ella iba de vacaciones a Detroit y a Puerto Rico. Su sentencia se hizo viral y más sus palabras de arrepentimiento, que tienen a muchos indignados por lo que sucedió.
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Ella, antes de su sentencia, afirmó que su hija y Dios la habían perdonado. Sus padres también aludieron a que ella estaba abrumada por ser madre sola de dos niñas (su otra hija tiene siete años) y tenía depresión y ansiedad.
Esto no bastó para el juez del condado de Cuyahoga, Brendan J. Sheehan, quien determinó que Candelario (de 32 años) puso en peligro de muerte a su hija al dejarla sola durante 10 días en su cuna. La autopsia determinó que murió de hambre y deshidratación severa.
“Hoy recordamos a Jailyn, una hermosa niña que fue sacada de este mundo debido al egoísmo inimaginable de su madre”, dijo el fiscal Michael C. O’Malley. Y lo que más indignó fue que ella mintió sobre su hija ante las autoridades y se tomó el tiempo de cambiarla para llamar al 911.
“Mencionar a Dios no le quitará arrepentimiento de por vida”: la gente no cree en sus palabras
Por supuesto, así como las autoridades, muchas personas en redes sociales están aterradas por lo que le pasó a la niña y no creen en una sola palabra de la mujer. Antes, afirman que solo lo hizo por ser condenada, porque incluso posteó imágenes en sus redes sociales de sus vacaciones.
Hay personas que también cuestionan bastante el hecho de que exista el llamado ‘instinto maternal’ en este caso, además de la excusa de Dios para que ella pudiese salirse con la suya.
Pero otros ahondan en otro problema más grave: ¿dónde estaba la red de apoyo de la mujer, es decir sus padres? ¿El padre de la niña?
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A lo que argumentan que hay miles de mujeres solas en el mundo criando a sus hijos y jamás harían esto.
Pero este caso muestra, aparte de la enorme e inexcusable negligencia y maldad, el poco apoyo que tendrían las madres solteras a nivel mundial, sobre todo migrantes y empobrecidas.
Aunque el argumento se invalida: pudo pagarse unas vacaciones, pero no contrató a nadie para dejar a su hija viva y bien.
Irónicamente, Candelario fue docente de niños en su país de origen, Ecuador.