Los periodistas Hellen Quiñones y Juan Miguel Rodríguez son parte de esta edición número 52 de nuestra revista Nueva Mujer.
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Ellos no solamente son compañeros y cómplices de una profesión, pues también tienen un gran común denominador y es que nacieron en la provincia verde de Esmeraldas, donde nos podemos deleitar de los atardeceres más lindos a partir de las 05h30 de la tarde, donde el coco lidera la mayor parte de las comidas típicas de esa tierra cálida, y donde el calor y sus playas armoniosas abrigan a los turistas del país y del mundo entero.
Pero también hay otro lado de esa bella provincia: la escasez económica, el olvido, y otros factores que los envuelven en un solo sesgo; los hombres futbolistas y las mujeres, futuras misses. A nivel generacional se ha sentido esa presión para promover el fútbol y el modelaje.
Si bien es cierto que el camino se forma al andar, y nada está escrito en piedra, ellos rompieron con esos estereotipos, y le dieron rienda suelta a sus sueños. Es así que nos cuentan más de todo eso que enfrentaron para llegar a saborear los dulces frutos de sus decisiones, con enfoque y siéndose fieles a sí mismos.
Hellen Quiñonez
Hellen, determinante y clara, confiesa que siempre tuvo muy alineados sus sueños y jamás dudo de lo que quiso ser, una reconocida periodista. En su infancia fue totalmente feliz, se formó en medio de tantos conflictos sociales externos a ella, pero recalca que sus padres la formaron fuerte y determinante.
Estos valores se han replicado en los hermanos menores, Hellen es la mayor de 5, mismos que la admiran a flor de piel y son sus fans número 1 al verla en pantalla, desde donde quiera que estén.
Recuerda que en el colegio las cosas iban siendo más difíciles por el racismo, las críticas y otras cosas envolvían de a poco a su adolescencia, sin embargo, ella destaca que sus padres gestaron a una mujer valiente, y dispuesta a ser campeona ante cualquier situación. “Estoy segura de lo que he logrado en mi vida es gracias a mis papás y su crianza. Ellos nos educaron para no victimizarnos, para jamás pensar que por ser negra alguien me debe algo, sino al contrario, para luchar igual que cualquier otra persona sin distinción de su color de piel o condición económica porque nosotros podíamos conseguir eso y más”, dice muy animada.
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Hellen empezó su vida profesional en su tierra natal por 8 años, pero el destino estaba trazando un futuro en Quito, lejos de casa, uno de sus mayores retos. “Dejar el nido y volar”. “Un día recibí una llamada para ser corresponsal de Teleamazonas en Esmeraldas, pero no pude aceptar por varias circunstancias. Sin embargo, pasó el tiempo y nuevamente fui convocada. Envíe el casting grabado y no me llamaron. Luego de varios meses, otra vez recibí una llamada de Milton Pérez para decirme que tenían un espacio para presentar un segmento de noticias. Nada de eso fue porque alguien me ayudó o yo conocía a alguien, era simplemente dejándome sorprender por mi propio destino y hoy lo estoy disfrutando”, revela la periodista.
Hellen ha luchado contra todo porque sus ideales fueron bien inculcados, jamás se ha victimizado y empodera su rol como una mujer afrodescendiente muy fuerte y llena de armonía. No deja de lado el contar que su familia había sufrido de situaciones dolorosas y muy tristes, cree que el problema no es su color de piel, el problema es la maldad con la que la gente se forma a lo largo de su vida.
La elegancia es parte de su esencia y también ha lanzado su propia boutique de ropa para invitar a conocer su estilo a través de prenda cómodas y coloridas. Esta mujer multitasking pareciera que no descansa, es muy activa, desde las 4 de la mañana empieza su jornada.
Juan Miguel tuvo que decidir entre el fútbol y el periodismo
Juan Miguel, de 31 años, quería ser futbolista y siempre destacó esta destreza en su escuela y colegio. Lo hacía a escondidas de sus padres porque para ellos lo fundamental era que él estudiara, sin embargo, él alimentaba sus anhelos de a poco, sin pensar cuál iba a ser su camino.
“Mis papás querían que yo alcanzara otras metas profesionales, pero mi corazón siempre presentía que ser comunicador era mi camino, luego de dos carreras en las que no me sentía completo, el periodismo me confirmó que es lo que quiero ser por el resto de mi vida.
En algún momento sintió discriminación, pero para Juan Miguel jamás fue impedimento o condición para dejar sus objetivos personales y profesionales. “En la universidad solía sentir que la gente en la calle pensaba que yo podía hacerles algo, la gente se cruzaba la calle cuando me veía pasar en la noche, pero son cosas que las sentí en Quito, en Guayaquil y Esmeraldas no fue así. Eso no me ofendió, no me lastimó simplemente lo notaba”. nos cuenta.
Pudo convertirse en otro de los periodistas de Teleamazonas porque en su universidad había un convenio para hacer pasantías. “En ese lapso se abrió la oportunidad para un segmento en el que necesitaban de alguien por un tiempo corto y me tomaron en cuenta, el programa terminó. Eso me permitió seguirme preparando en diferentes países y llegó la llamada para volver a casa, hoy ya voy 3 años en el canal”, detalla.
La inspiración que trasmite Juan Miguel Rodríguez es muy evidente, su dedicación lo ha llevado a conseguir esos sueños que nacieron en su corazón y que solo él sabe cuánto ha luchado por el lugar donde está.
En Esmeraldas ven su trabajo como un referente y aunque en el camino se topó con muchas dificultades hoy no se arrepiente de todo lo que vivió.
Hasta el día de hoy le preguntan cuándo va a volver a las canchas porque destaca que fue un buen jugador en el balompié. En las visitas a Esmeraldas lo ven en la calle y le dicen que concrete un partido para ver su velocidad en la cancha. “Estoy muy emocionado porque en el canal vamos a empezar con nuestro campeonato interno y me llena de mucha emoción, es como volver a recordar esos tiempos en los que me dediqué de lleno al fútbol”, cuenta emocionado.
Tanto Hellen como el “Chino”, como le dicen a Juan en su familia, afloran la gratitud de su público y las audiencias. Han construido lazos sanos e inspiradores.