El mundo entero tiene los ojos puestos en Qatar por el Mundial de fútbol 2022 que se lleva a cabo en el país que busca abrir sus puertas al mundo, pero con respeto a sus leyes y costumbres. Pese a las distintas normativas que mantienen entorno a la convivencia y las mujeres musulmanas, existe un lugar donde el choque de culturas es aún más notorio.
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Se trata del B12 Beach Club Doha, un sitio donde se pueden ver disfrutando del mar a los distintos turistas que llegan a conocer tierras árabes y en esta temporada a disfrutar del máximo evento de fútbol.
Entre bikinis y burkas
Las latinas, occidentales y asiáticas se han apoderado del club Doha con sus microbikinis para broncearse y presumir sus curvas, mientras que las mujeres musulmanas lucen totalmente ataviadas de ropa negra y con sus rostros cubiertos con las distintas prendas características como el hiyab, burka, niqab, shayla y chador, pese a los más de 30 grados bajo el sol.
A pesar de la rareza que puede ser para algunos, los mujeres qatarí están disfrutando la presencia de otras culturas en su país y respetan la opinión de cada uno.
“Cuando ustedes lo ven, les parece extraño, pero yo los veo a ustedes y es algo nuevo para mí, pero ustedes están siguiendo su cultura y nosotros seguimos la nuestra”, dijo Ghia, una joven proveniente de la India, que fue entrevistada por el medio argentino TN.
La joven ha dejado una clara lección para quienes opinan de manera despectiva sobre su vestimenta y costumbres estrictas.
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“No importa de dónde seamos, todos somos seres humanos. Es lindo verlos en nuestro país (donde vive) y que estén acá para disfrutar del Mundial con nosotros sin pensar que vamos a tener algún problema con ustedes. Eso es lo que me gusta de las diferentes culturas”, sostuvo.
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Sin embargo, hay quienes miran con asombro cómo se sigue castigando a las mujeres de estos países no solo por la vestimenta, sino también por la opresión que ejercen los hombres sobre ellas.
“Se informa mucho sobre la cultura en Medio Oriente y la situación de las mujeres, una cosa es leerlo y otra vivirlo. Me pareció que ese contraste entre lo que estábamos viviendo y ver a esa mujer, con esa naturalidad y la ceguera que tiene, porque si no, no se puede llevar adelante, no se sostiene”, sostuvo la periodista deportiva Luciana Rubinska, quien estuvo disfrutando de la playa.