Jennette McCurdy, estrella de Nickelodeon, alzó la voz sobre los abusos que vivió por parte de su madre, Debra McCurdy, entre dietas restrictivas y el constante recordatorio de que era su obligación “hacerla feliz”.
Fue a través del libro autobiográfico “Me alegro de que mi mamá murió”, que Jennette reveló que nunca quiso ser actriz, sino que su madre la forzó desde niña. Al mismo tiempo, se enfrentó a los abusos del canal de televisión en donde muchas estrellas infantiles eran acosadas por el productor Dan Schneider.
Jennette dio vida a Sam Puckett en ICarly pero mientras que su personaje poseía un gran sentido del humor, ella era inmensamente infeliz fuera de los foros.
La actriz habló sobre cómo Debra, quien también se desempeñó como su manager, controlaba casi todos los aspectos de su vida, incluidas su apariencia y roles, así como lo que comía y cuándo se bañaba, destacando que nunca la dejaba ducharse sola porque le decía que “era incapaz” de hacerlo. Debra falleció a causa del cáncer de seno en 2013, situación que trajo consigo la libertad de Jennette.
El testimonio de McCurdy hizo que internautas recordaran el caso de Gypsy Rose Blanchard, cuya madre la manipuló para que viviera enferma y dependiente de ella.
Gypsy Rose Blanchard vivió prisionera de su madre Dee Dee durante 20 años
Gypsy nació en Nueva Orleans, Estados Unidos en 1991. Tenía apenas unos días de nacida cuando su madre afirmó que tenía apnea del sueño, lo que desataría una cadena de mentiras respecto a su estado de salud física y mental. Para cumplió ocho años, Dee Dee reveló que Gypsy padecía de leucemia y distrofia muscular y aseguró que necesitaba una silla de ruedas y una sonda de alimentación toda su vida.
La lista de problemas médicos que Dee Dee relató sobre su hija incluiría convulsiones, asma y deficiencias auditivas y visuales.
Desde el principio, Dee Dee se retrató a sí misma como una madre modelo, escudándose en que haría cualquier cosa por su hija sin importar que estuviera a cargo sola. Sin embargo, estaba convencida de que ésta tenía un trastorno cromosómico y tomó ventaja en hacer parecer que Gypsy estaba enferma y que dependía de ella.
Ella creía que su hija necesitaría varias cirugías lo que la llevó a visitas constantes con los médicos que nunca detectaron nada. Pese a esto, Dee Dee buscaba diagnósticos falsos así como un arsenal de medicamentos que le administraba a Gypsy.
Cada vez que alguien cuestionaba sus intenciones o desmentía la condición de su hija, Dee Dee cambiaba de domicilio. Incluso encontró un apartamento en ruinas en el que vivió de los cheques de discapacidad que recolectó de las supuestas enfermedades de Gypsy Rose.
En 2005, cuando el huracán Katrina azotó Nueva Orleans, se mudaron al norte, en donde se convirtieron en una especie de celebridades con beneficios, actuando como defensoras de los derechos de las personas discapacitadas y enfermas.
Gypsy se dio cuenta que había algo mal con su madre
Fue justo cuando obtuvieron atención de la prensa que las mentiras comenzaron a salir a la luz. El neurólogo pediátrico Bernardo Flasterstein, se ofreció a ver a Gypsy Rose en su clínica, llamando a otros especialistas que desmintieron que tuviera algún problema médico real.
Desde entonces, se ha sugerido que Dee Dee tenía el síndrome de Munchausen por poder, un trastorno de salud mental en el que un cuidador crea enfermedades ficticias para una persona a su cargo.
En 2010, Dee Dee les decía a todos que Gypsy Rose tenía 14 años, pero en realidad tenía 19 años. Para entonces, la joven ya sabía que no estaba tan enferma como decía su madre, ya que se había dado cuenta que siempre pudo caminar. Además era consciente de que había aprendido a leer sola gracias a los libros de Harry Potter.
La manipulación continuó hasta que Gypsy comenzó a planear cómo deshacerse de su madre. En 2012 conoció a Nicholas Godejohn, un joven de 23 años de Wisconsin con antecedentes penales en quien vio la oportunidad de llevar a cabo un macabro plan.
En junio de 2015, mientras Dee Dee dormía, Godejohn la apuñaló 17 veces en la espalda y huyó junto con Gypsy pero fueron arrestados solo unos días después.
La joven se declaró culpable y actualmente está cumpliendo una sentencia de diez años de cárcel y podrá pedir su liberación en 2023. Por su parte, Godejohn fue condenado a cadena perpetua por asesinato en primer grado.