Más allá de esa imagen visualizando el horizonte con los brazos cruzados en la autopista Nuevo Laredo-Monterrey en la que se captó por última vez, Debanhi Escobar era solo una joven de 18 años que tenía muchos sueños.
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Sus padres, en medio del infinito dolor de perder a su única hija entre sospechas de abuso y feminicidio, la describen como una joven “alegre y que le gustaba mucho bailar”. Por eso, precisamente, la última noche en la que se le vio con vida, salió con un grupo de amigas a celebrar. Como todos a esa edad.
Pero lo que hacía verdaderamente especial a la estudiante que cursaba el tercer semestre en la Facultad de Derecho y Criminología de la UANL, era su deseo de ayudar a las miles como ella que sufrían injusticias en su país y eso la motivó a marchar el pasado Día Internacional de la Mujer.
“Cuando Debanhi me dijo ‘papi ¿me das permiso de ir a la marcha del 8 de marzo?’ Le dije ‘sí hija, pero quiero que cuides los símbolos patrios y que respetes la cultura de Nuevo León. Porque como maestro eso le inculco a mis alumnos ¿cómo no le voy a inculcar eso a mi hija?”,
— relató Mario Escobar a People en Español.
Lo paradójico, es que terminó sufriendo esos mismos atropellos a los que quería combatir, porque “soñaba con ayudar a la gente y defender a las mujeres”. No obstante, su padre asevera que cumplió su misión incluso pasando a mejor vida, porque su caso ha sacudido a su país y permitió conseguir a otras cinco mujeres también desaparecidas.
“Cinco familias ya tienen donde llevarle una rosa o a rezarle a otras mujeres. Ha cumplido parte de ese sueño, puso su granito de arena para encontrar a otras personas”.
— Agregó Mario Escobar a la misma fuente.
Pero más allá de ese espíritu combativo y con deseos de generar cambios sociales, Debanhi Escobar también soñaba con ser modelo y le encantaba ser la animadora de las fiestas
Risueña, divertida, era una jovencita que tenía muchos sueños y estaba encaminada a cumplirlos. Fuera de las aulas de clase, practicaba taekwondo y gimnasia rítmica. tenía varios amigos y la describen como una mujer respetuosa.
De acuerdo con Mario Escobar al medio, pese a que muchos quieren “vender una imagen negativa” de la nacida en Nuevo León, le gustaba pasar tiempo en casa, era sentimental y fiel a sus creencias, por lo que “nosotros conocimos a nuestra hija, sabemos cómo era”, y no descansarán hasta saber la verdad tras su fallecimiento.