Las desapariciones de mujeres y los feminicidios en México abarcan los titulares del país todos los días, demostrando que la violencia machista no cede ante nada y peor aún, lo hemos normalizado.
Por momentos pareciera que nos hemos acostumbrado a ver avisos de “se busca” en redes sociales y por otro, exigimos justicia ante una situación que se ha salido de control.
La reciente oleada de jóvenes desaparecidas en Nuevo León, ha estremecido al país. En menos de un mes, el Grupo Especializado en Búsqueda Inmediata (GEBI) ha emitido alertas por más de 20 jóvenes: 12 han sido localizadas con vida, pero al menos otras nueve siguen sin aparecer.
Lo que es aún más escalofriante es pensar que esas cifras son de las que se tiene registro y que siempre pueden ser más, entre las que no se reconocen, las que no hacen ruido alguno y las que simplemente pasan desapercibidas.
Uno de los casos es el de Debanhi Susana Escobar Bazaldúa, joven de 18 años que desapareció luego de acudir a una fiesta en el municipio de Escobedo, en Nuevo León. Fue vista por última vez con vida en la colonia Nueva Castilla la madrugada del 8 de abril. La ficha de búsqueda fue emitida dos días después, es decir, el 10 de abril.
De acuerdo con el informe Debanhi habría asistido a dicha fiesta con dos amigas, quienes se marcharon del lugar y llamaron a un “contacto de confianza” de un servicio de transporte privado para que pasara por ella. El conductor realizó el viaje fuera de la aplicación y la dejó en medio de la carretera a Laredo, a la altura de la Colonia Nueva Castilla, alrededor de las 5:00 horas.
Tras abandonarla, el sujeto le tomó una foto en la que se le ve sola en dicha carretera. Ahora, familiares, amigos, colectivos feministas e internautas se han dedicado a difundir la imagen con el fin de dar con ella.
El caso ha causado gran indignación en redes sociales pero también un sin fin de cuestionamientos en torno a “qué hacía Debanhi en una fiesta, a esas horas”, así como culpabilizando a sus padres “por no cuidarla”.
“Perdón pero los padres debieron ir por la niña a la fiesta. No están viendo como está la situación!!!! No dejen a sus hijas solas. Esperemos en Dios que aparezca con bien”. “La situación del país no está como para andar saliendo así de fiesta pero no entienden”. “Y sus padres en dónde estaban?? ese lugar es extremadamente peligroso aún siendo hombre”. “No vives en un mundo de chocolate. Pero cada quién que haga lo que quiera, allá si no valoran sus vidas”, se lee en redes sociales.
“La desaparición de Debanhi es culpa del estado y de quien la desapareció, no de amistades y familiares”. “La culpa de que una muchacha no regrese a casa no es de sus papás, o de sus amigas, o de su mal juicio. La culpa es de el monstruo que interrumpió su camino y con esto, su vida”, expresan mujeres.
La conversación también ha estado sobre la acción de las amigas de dejarla sola sin embargo, antes de culparlas, hay que recordar que sin importar cómo hayan sido las cosas, nadie tendría por qué desaparecer.
Las mujeres hemos tenido que aprender a defendernos de una sociedad que nos violenta todos los días. Hemos tenido que soportar miradas lascivas, piropos que no pedimos y toqueteos incómodos por miedo a que si reaccionamos, nos hagan algo peor.
Las mujeres nos hemos acostumbrado a mirar a todas partes “por si alguien nos viene siguiendo” y nos hemos visto obligadas a elegir nuestra ropa según a dónde vayamos, con quién estemos y a qué hora salimos porque, “no vayan a creer que estamos provocando”.
Lo peor, es que no importa lo que hagamos, las cosas malas siguen pasando y al final de día, es a nosotras a quienes se nos señala.
Las mujeres tenemos derecho a terner una vida libre sin miedo a no volver a casa. El silencio, las burlas, la indiferencia y los cuestionamientos sólapan la violencia que nos pone en peligro todos los días. Es momento de recordar que el único culpable siempre será quien nos priva de esa vida libre.