Las mujeres vivimos bajo un miedo constante y es que mientras lo feminicidios van a la alza, l a sociedad sigue siendo indiferente. Hace un año, el caso de Ingrid Escamilla nos enseñó que los malos no siempre tienen forma de monstruo sino de hombres promedio que atentan contra nuestra integridad.
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Hoy, tras un año de exigir justicia para Ingrid y todas aquellas que han sido víctimas de la violencia de género, finalmente hay una luz. Y es que la Ley Ingrid fue aprobada por el Congreso de la CDMX con el fin de sancionar la filtración indebida de fotos y videos de víctimas de delitos.
El dictamen recibe el nombre en memoria de Ingrid Escamilla y fue aprobado por unanimidad con 58 votos a favor, ninguno en contra y ninguna abstención.
Ésta implica reformas del artículo 239 el cual indica que será sancionada toda persona que de manera indebida, “difunda, entregue, revele, publique, transmita, exponga, remita, distribuya, audiograbe, videograbe, fotografíe, filme, reproduzca, comercialice, oferte, intercambie o comparta fotos, videos, audios o documentos del lugar de los hechos o del hallazgo”.
Las sanciones implican pagar desde 1,000 Unidades de Medida y Actualización (UMAs), que equivalen a 89,620 pesos, hasta pasar dos a seis años en prisión. Esto estará especificado en el Diario Oficial de la capital.
Ante la falta de acción, las redes sociales defendieron a Ingrid.
El caso de Ingrid no sólo indignó al país por la brutalidad de los hechos y el cinismo con el que el feminicida confesó el crimen sino porque los medios exhibieron su cuerpo ultrajado, convirtiéndolo en un espectáculo morboso.
En cuestión de minutos, las redes sociales estaban inundadas con imágenes que atentaron contra la dignidad de Ingrid y de todas las mujeres.
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Colectivos feministas y usuarias de redes sociales iniciaron un movimiento en el que compartieron fotos de paisajes para que cada vez que el nombre de Ingrid fuera relacionado con dichas imágenes y no con las de un cuerpo ultrajado. Un año después, el movimietno continúa.
Las “malas decisiones” no mataron a Ingrid, fue el machismo que vivimos todos los días
El 9 de febrero de 2020, Ingrid Escamilla fue asesinada a sangre fría por su propio esposo, en su propia casa, tras una discusión.
Como siempre, no faltaron aquellos que cuestionaron a la joven por haber estado al lado de un hombre mayor, por no haber denunciado o por no haber salido antes de ahí.
Ingrid tenía 25 años, le gustaban los animales, tenía dos perros que los consideraba “su vida”. Viajaba cuanto podía y era fan de Luis Miguel. También tenía una carrera prometedora y un “amor por la vida” según se lee en sus redes sociales. Pero el hombre que decía amarla y protegerla, la desolló, tiró sus órganos, algunos en bolsas de basura y otros a la alcantarilla; su piel apareció a unas cuadras de su casa.
El sujeto fue detenido y aún cubierto con sangre, dio sus declaraciones. Este no se inmutó al confesar con detalle su crimen, justificando que estaba alcoholizado, que tuvieron una discusión y que Ingrid lo había amenazado primero.
Aún teniendo todas las pruebas, Ingrid fue señalada y culpada por tomar “malas decisiones”, por estar con un hombre mayor y por no haber denunciado “a tiempo”.
Dignidad para todas
Según el informeViolencia contra las Mujeres de la Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), hubo un alarmante aumento en los feminicidios al día, pasando de un promedio de 10 al día, a 18 en 2020.
6,861 mujeres fueron brutalmente asesinadas solamente durante ese año y en 2021 no da tregua a más y más casos.
Ni Ingrid, ni Lesvy, ni Fátima, ni Lupita “Calcetitas rojas”, ni Jessica, ni Samara, Alexa, ni Mariana ni ninguna otra merecía lo que les hicieron. Sus familias y amigos siguen llorando su ausencia en un país ciego ante los feminicidios.
La ausencia de cada una duele y sin conocerlas, se siente cercana. Así que ni perdón a los feminicidas ni olvido a las víctimas. La Ley Ingrid es hoy un logro para todas.
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