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Envejecer “con gracia”, la presión que lleva a las mujeres a atentar con su imagen

Demi Moore ha dado mucho de qué hablar en los últimos días tras su aparición en un desfile de modas de la firma Fendi para su colección de primavera 2021 en París.

La actriz lució fabulosa con un elegante atuendo negro  y joyería que destacó su elegancia sin embargo, las miradas estuvieron sobre su rostro.

Demi lució la frente sin una sola arruga, con la nariz más redondeada y unos pómulos remarcados que hicieron pensar que había recurrido a una bichectomía. 

La protagonista de Ghost siempre destacó por su encanto y belleza natural por lo que era de esperarse que este cambio tan drástico no pasara desapercibido. Esto abrió debate en torno a las implicaciones que tienen los retoques estéticos pero sobretodo, la presión que tenemos las mujeres por envejecer «con gracia». 

«No se parece en nada al tomo de Demi Moore», » El cirujano que le hizo eso es un charlatán». «¡¿Qué le hicieron a demi moore en la cara?!?!», «me entristece.Que vivamos en una sociedad en la que la mujer sea capaz de cambiar tanto su aspecto para no verse (y sobre todo, que la vean) envejecer»,

Es claro que la satisfacción corporal es individual y cada quien es libre de hacer lo que le plazca sin embargo, detrás de muchas elecciones en torno a ello vienen de la presión que la sociedad ejerce sobre nosotras.

Desde hace siglos, está implantado un sistema que nos convence que debemos aspirar a la perfección física y eeso se dirige hacia la intervención quirúrgica sin tomar en cuenta los riesgos e implicaciones de ésta.

Otras actrices como Renée Zellweger, Courtney Cox y Uma Thurman han sido cuestionadas por transformar su rostro con intervenciones estéticas y han señalado la responsabilidad de los cirujanos por ser claros con respecto a los riesgos a largo plazo de éstas.

Mientras que actrices como Julia Roberts, Cameron Díaz y Angelina Jolie han sido criticadas por verse «descuidadas» debido a sus arrugas naturales.

Las mujeres no solo enfrentamos la presión de ser profesionales y formar una familia, sino que también de mantener el aspecto juvenil que teníamos a los veinte al mismo tiempo. Nos bombardean constantemente con presiones sobre recurrir al botox, la cirugía plástica y hasta esas píldoras «mágicas» para adelgazar. No es de extrañar que cuando una llega a los 40 no se sienta muy bien consigo misma y se pregunten si podrían ser mejores, más delgadas, más jóvenes, más bonitas.

Envejecer es inevitable y al parecer para nosotras es más una condena que para los hombres. Y es que mientras ellos envejecen «como los buenos vinos», con las mujeres no dejan de ver las arrugas, las patas de gallo y las manchas como una señal de caducidad. 

«La edad es una cuestión de la mente sobre la materia. Si no le importa, no importa » ~ Mark Twain

El tiempo lo más preciado que tenemos. Significa vida y nunca regresará. Pero en un mundo donde todo el mundo parece tener prisa, no nos damos cuenta de que ese tiempo pasa volando y lo perdemos preocupadas por encajar en esos estándares sociales que exigen tanto de nosotras.

Las mujeres podemos ser hermosas y felices a cualquier edad. Envejecer no debería ser una condena. Es momento de dejar de creer que cuando llegamos a cierta edad dejamos de ser hermosas o deseables. Hoy más que nunca, debemos aprender a aceptar los cambios en nuestro cuerpo y ver todas esas marcas como un símbolo de los buenos recuerdos que vamos acumulando. Es un proceso, pero podemos aprender y cambiar, enseñarle a las nuevas generaciones a no caer en aquello que atente contra nuestro cuerpo, mente y alma.

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