Criar a un hijo es una experiencia desafiante, especialmente si eres mamá soltera. Esta situación parece ir en aumento y mientras que la sociedad no deja de señalar a estas mujeres, el abandono de sus parejas termina pasando desapercibido. ¿Por qué señalar más a uno que a otro?
Criar hijos requiere de una aldea, una red de apoyo y en condiciones «normales» se hace al lado del padre, con quien se engendró a estos. Sin embargo, las cosas no siempre son como la sociedad espera y muchas mujeres terminan solas con un bebé en brazos o incluso dentro de ellas.
Las madres que trabajan una jornada completa dicen que no tienen suficiente tiempo libre y es que es aún más difícil equilibrar las obligaciones laborales y la maternidad cuando una no cuenta con un apoyo. La situación se vuelve más complicada cuando se romantiza diciendo que “son mamás luchonas y es un sacrificio de amor”, olvidando cuestionar a quien abandonó.
Una madre soltera cuida a los niños sola y para poder atenderlos, a menudo no tiene más remedio que dedicar horas de trabajo adicionales.
Por si fuera poco, la sociedad no deja de señalarla y responsabilizarla por su situación, provocando sentimientos de culpa en ella.
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La mayoría de las madres solteras están presionadas por los estándares ajenos de lo que es la maternidad. A menudo sienten que se quedan cortas con lo que están haciendo por sus hijos y terminan pensando que son malas madres. Y es que tampoco faltan las opiniones no solicitadas de la familia extendida, amigos con y sin hijos y por supuesto, de su comunidad. Nadie toma en cuenta que ellas cargan con todo el peso ni tampoco que esa labor titánica debería ser una tarea compartida.
La falta de apoyo financiero también es una realidad para muchas madres solteras. Si bien es cierto que «el dinero no puede comprar la felicidad»,una inestabilidad económica puede causar estrés, ansiedad y opciones limitadas. La situación se agrava cuando se les deja esperando la manutención de los hijos que nunca llega, o tienen que pagar a los abogados que la respalden cuando se trata de exigir sus derechos frente a su ex pareja.
Los desafíos emocionales
Ser madre soltera significa que no hay nadie con quien pueda compartir las buenas y malas experiencias en la crianza de los hijos. No tiene a nadie con quien mirar sus películas favoritas cuando no puede encontrar una niñera o tener un día de pausa para enfocarse en actividades en pareja. Hay un estrés constante en torno a “estar sola”, al tiempo que sigue haciendo malabarismos entre la vida profesional y personal. Esto puede ser un desafío emocional que puede terminar en una depresión y constante sensación de que no es plena.
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La culpa no es de la mamá soltera sino de la ausencia del padre, especialmente cuando de efectos psicológicos se habla. Según un informe de 2007 de UNICEF sobre el bienestar de los niños en países económicamente avanzados, como Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido, los niños en edad escolar con buenas relaciones con sus padres tenían menos probabilidades de experimentar depresión, exhibir un comportamiento disruptivo o mentir. Por el contrario, quienes sufren de padres ausentes tienen problemas de conducta, dificultades con el ajuste social y tienen más probabilidades de presentar resentimientos o ansiedades. En lo peores casos, llegan a delinquir, padecer alcoholismo o conductas violentas.
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