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La violencia machista en un mundo que no nos voltea a ver

Alrededor del mundo se han dado varios casos escalofriantes en torno a la violencia machista

Un sujeto de 33 años identificado como Muslum Aslan asesinó a golpes a su hija de 9 años durante la cuarentena por la pandemia de COVID-19.

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Los hechos ocurrieron en Turquía pero es imposible no sentir un nudo en el estómago frente noticias de ese tipo. De acuerdo con información de medios turcos, el sujeto había sido liberado a principios de abril con el fin de que pasara el confinamiento en su hogar y así evitar un brote del virus en las cárceles de ese país.

Aslan había sido condenado por apuñalar a su esposa en 2019. Tras ser liberado se dirigió a su domicilio, ubicado en la provincia turca de Gaziantep, donde colgó a su hija a una pared y la golpeó con una manguera hasta matarla. 

El brutal feminicidio sólo deja clara una cosa: la violencia machista no se detiene frente a ninguna crisis mundial. De hecho, parece empeorar.

El mes pasado, un hombre de Lehigh Valley en Pensilvania, Estados Unidos le disparó a su novia para después dispararse a sí mismo. El sujeto no sobrevivió pero la novia sí. Ella le dijo a la policía que la pandemia de coronavirus y una reciente pérdida de trabajo lo habían desanimado.

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El «incidente» es un escenario escalofriante pero poco a poco se han dado a conocer más y más casos.  ¿Lo peor? que terminan siendo normalizados al ser puestos como resultado del confinamiento y distanciamiento social. Alto estrés, intolerancia, pérdida de empleos, carencia económica, consumo de alcohol y la cercanía con la víctima parecen ser razones suficientes para cometer atrocidades.

Si bien es cierto que la situación mundial ha provocado conflictos emocionales, justificar a un asesino es seguir solapando la violencia machista en lugar de hacerle frente.  Quienes quienes agreden, violan o matan a una mujer son movidos por su obsesión de poder, por su naturaleza impulsiva, violenta y abusiva. Dejemos de romantizar que son momentos en los que nos sentimos «incomprendidos».

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De acuerdo con la UN WOmen, a medida que más países registran casos de infección y aplican cuarentena obligatoria como medida de prevención, más líneas de ayuda y refugios contra la violencia doméstica en todo el mundo registran un aumento de las llamadas de ayuda.  Pero ¿realmente cuántas son atendidas? ¿Cuántas mujeres realmente piden ayuda?

COVID-19 nos está poniendo a prueba en todos los sentidos, provocando choques emocionales y económicos que estamos luchando por superar. La violencia que está surgiendo se ha convertido en un desafío y un reflejo de la humanidad que hemos perdido.

Hoy las mujeres vivimos bajo un miedo constante. No solo debemos protegernos de un enemigo invisible sino de uno que puede estar bajo nuestro mismo techo. La violencia machista también es una pandemia. 

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