El coqueteo y el acoso sexual son dos temas muy diferentes. Te preguntarás cómo distinguir estas situaciones y es muy fácil.
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Conversamos con el psicólogo clínico David Sucre quien remontó el tema a la historia. Pues antiguamente se atribuía el coqueteo a las mujeres por su forma de responder a la caballerosidad o galantería que tenían los hombres hacia ellas.
«Los hombres se dejaban llevar por el gusto hacia una mujer por sus características físicas y de personalidad entonces ahí afloraban sus acciones de ser serviciales y atentos con ellas. Esto les daba la etiqueta de caballeros, algo que siempre ha sido un imán de las mujeres. En este sentido, la respuesta de ellas si sentían atracción era generar un sex appeal y coquetear», explica el especialista.
Destaca que lo importante es saber que el coqueteo es un lenguaje en el que la persona que lo comunica intenta llamar la atención para exaltar el autoestima de la persona que lo recibe. Acá hay un objetivo y es lograr entablar una relación afectiva o una relación sexual a futuro.
«Pero aclaro que el sexo no es el único fin del coqueteo. Cuando se coquetea lo primordial es que te miren, que te vean, que te observen, llamar la atención y saber que eres una buena candidata para entablar una relación de amistad o de pareja.
Sin embargo, cuando se trata de acoso siempre habrá una gran incomodidad porque es unidireccional. Lo realiza alguien que se siente una capacidad de poder sobre otra persona y lo ve débil, por ello acude a la manipulación para acosarlo.
«En el coqueteo no hay violencia, en el acoso sí porque se quiere imponer algo a la fuerza, es una relación negativa, insana e inmadura para poder relacionarnos. A diferencia del coqueteo, los movimientos sociales, culturales y la sociedad actual adjudica este tema a los hombres sobre un concepto de que lo masculino agrede, producto del patriarcado y evidenciado en casos de violencia», asevera Sucre.