Un reflejo de la sociedad
Jesús Ernesto, el hijo menor de Andrés Manuel López Obrador, fue protagonista de múltiples comentarios que reflejaron el clasismo de nuestra sociedad. Con insultos, palabras hirientes, y chistes escondiendo la intolerancia a los mismos rasgos que tienen la mayor parte de los mexicanos.
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No todo fue malo, también muchas personas demostraron su inteligencia y defendieron al niño. Más allá de ser hijo de un político, o del mismísimo presidente electo, es una barbaridad burlarse de un pequeño de 11 años que no pidió estar bajo los reflectores.
Cómo burlarse de un niño que no puede defenderse y que aún no entiende las segregaciones que marcan nuestra sociedad. Están arrebatándole la inocencia y ¿lo peor de todo? Son los adultos quienes están metiendo con él infante.
La amorosa relación de AMLO y su hijo
Definitivamente Jesús Ernesto se ha robado para bien las cámaras de las conferencias de su padre. Sus simpáticos gestos, su evidente inocencia, y el amor que su padre manifiesta sin importar las cámaras, el público o el momento en el que estén.