La moda es política. Lo es desde los tiempos de los faraones, del emperador Augusto, de los reyes medievales y modernos, de los candidatos y políticos actuales. La moda es un lenguaje sin palabras que en el caso de los que ostentan cierto tipo de poder, sirve para comunicar mensajes de su gobierno y Tutina de Santos ha sido la única primera dama en Colombia que ha sabido integrar a la moda como parte del gobierno de su marido.
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Ya sé: van a saltar, porque qué tiene que ver una mujer de esa clase social, con esos vestidos tan caros, que seguramente nosotros pagamos y al fin y al cabo son «trapos». Bueno, les recuerdo que por unos «trapos» le cortaron la cabeza a María Antonieta, al mostrar precisamente esa desconexión con su pueblo a través de su ropa y excesos, que todo lo que usaba Michelle Obama reflejaba el apoyo a la industria de su país, por ejemplo, y que lo que usaba Jackie Kennedy fue tan democrático que reflejó un modelo de mujer moderna, pero elegante, que contrastaba con el ideal de mujer de la época, la voluptuosa y fastuosa. Esto incidió en una industria, en la forma de consumir y ver a la mujer y de verse ellas mismas. Y que una primera dama o una mujer poderosa pueda incidir en formas de consumo y dar mensajes de política es un logro, considerando que en el siglo XX solo el star system* parecía tener éxito en eso.
Ahora, aclaremos: Tutina se ha pagado ella misma vestidos que reflejan el auge de nuestra industria creativa, que como mostró «Business of Fashion», tiene todo un terraplén de diseñadores que están triunfando a nivel internacional, con una industria que en medio de la crisis lucha por generar empleos y que está creciendo. Que también hace parte del PIB nacional** y que revela cómo evolucionó la moda en Colombia desde que la industria textil, uno de sus pilares, comenzó a decaer como principal pilar de consumo y promesa de valor*** para dar paso a industrias made in Colombia con componente creativo y con iniciativas de consumo locales, como el Éxito y sus colaboraciones con diseñadores, o con colaboraciones como las que hará Inexmoda este año en Colombiamoda . Un diseñador de moda, en últimas, no está solo para vestir a una mujer rica. Genera empleo y también muestra una visión artística, de contexto y de nación que conforman una industria que se mueve en muchos sectores, más allá de un vestido caro. Pero Tutina, a diferencia de todas las primeras damas que han pasado por la Casa de Nariño y que han podido lucir Dior (como Nohora de Pastrana), ha mostrado que va consonante con los mensajes de gobierno de su marido. Que haya salido en Vogue reflejando todo el talento nacional (y nos haya puesto en el spot de compradores y medios, que es lo que alimenta el sistema moda) y que use moda nacional refleja su apoyo hacia la misma. Algo que, lastimosamente, no se verá con su sucesora, gane quien gane.
«Tutina» supo qué vestir cuando su marido hizo oficiales los acuerdos: de Silvia Tcherassi, de blanco. De blanco también lució para recibir al papa Francisco, así fuera criticada por protocolo, pero su vestido también daba un mensaje político (la paz), lo que reflejaba el gobierno del presidente.
Y ahora, nadie mejor que ella para mostrar, con el jean y los labels «fake news», sobre todo en este día, todo lo que ha significado eso en campaña y contra el gobierno de Santos.
Quizás esto parezca una frivolidad tan propia de un país «subdesarrollado» como este, pero ese argumento es totalmente «subdesarrollado». Como vimos en este artículo, lo que usa Melania Trump, por ejemplo, la hace uno de los pocos pilares creíbles y amables del gobierno de su marido. Y que en el caso de México, país tan sufriente como el nuestro, que Angélica Rivera, la hace ser odiada al exhibir desdén por su producción nacional (eso ha cambiado últimamente) y usar marcas tan alejadas del común. Y como bien sabemos, la moda y política sirven para dar mensajes, así sean un teatro entero. La política es un teatro****.
Tutina ha sabido interpretar este rol a la perfección. Ha transmitido esto a través del poderoso simbolismo de la ropa. Y no, hablar de ella no me hará tener sus exquisitas piezas, ni tampoco me hará una «arribista social». Solo que tanto ella como yo, sabemos que en este mundo globalizado la moda no está al alcance en el consumo, sino a través de las imágenes. Y que la moda es un elemento democrático que en política es poderoso. Y nadie como ella lo ha sabido transmitir mejor.
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* Me atengo al star system como creador de moda de masas aparte de los dictadores » tradicionales de las casas de alta costura, que si bien llegaban a unos pocos, tuvieron menos influencia y se inspiraron en los modelos que crearon productos culturales como Hollywood, la cultura juvenil y la televisión desde la segunda mitad del siglo XX.
**La industria de moda representa el 7.5 del PIB, un valor que no debe subestimarse.
*** A comienzos del siglo XX, aparte del petróleo y café, la industria textil fue uno de los pilares de desarrollo en Colombia. De hecho, en Colombia se valoraba más la calidad textil del producto (que va a ser uno de nuestros plus hasta hoy en día) que la tendencia que pudiera ofrecer. Esto cambió desde los años 80, cuando ya damos paso a una industria de moda como promesa de valor y consumo, según investigaciones del profesor Edward Salazar.
**** Escribí sobre esto respecto a la polémica de Petro y sus zapatos y la pretendida austeridad política aquí: https://www.publimetro.co/co/noticias/2017/02/17/critican-petro-zapatos-ferragamo.html