Su cuerpo fue encontrado en el municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México, hace unos meses. Tenía signo de haber sido violada y violentada por alguien cuyo paradero era desconocido. Durante días, nadie se había acercado a reclamar el cuerpo, nadie sabía quién era la pequeña y el único referente que se tenía de ella eran las calcetitas rojas que traía puestas.
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Pasaron nueve meses después del hallazgo de la menor muerta que las autoridades identificaron como Guadalupe. Tras varios meses de investigación, la Fiscalía General de Justicia del Estado de México detuvo a su madre y padrastro quienes de acuerdo con las investigaciones asesinaron a la menor de nombre Guadalupe “por no avisar que quería ir al baño“.
De acuerdo con las primeras declaraciones de ambos, al hacerse del baño, golpearon a su hija hasta dejarla inconsciente pero al darse cuenta que estaba muerta, simplemente buscaron deshacerse del cuerpo, por lo que terminaron arrojándolo en un terreno baldío de Bordo de Xochiaca.
La madre y el padrastro de calcetitas rojas fueron trasladados al Centro Penitenciario y de Readaptación Social de Nezahualcóyotl, donde un juez determinará su situación jurídica.
La pequeña tenía cuatro años de edad y no contaba con un acta de nacimiento, porque sus padres “nunca la registraron”, apuntó la fiscalía. Pablo “N”, padrastro de la niña, también está acusado de violación contra otra menor de edad.
Hasta el momento se sabe que las agresiones hacia la niña eran constantes pero fue un golpe en la cabeza propiciado por su padrastro, el que terminó con su vida.
El 2017 cerrará con una cifra sin precedentes. Niñas, jóvenes, ancianas son las que suman los más de 1,297 feminicidios de 2017 que se gestan con impunidad y en total silencio. Muertes que quedan en el olvido y que nos hacen creer que ninguna mujer merece vivir tranquila en el país.
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