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Diana Soto, la boricua que cautiva al mundo con danzas árabes

Lo que comenzó como un remedio para la hiperactividad y la intrarrotación (una afección en los pies), se convirtió en la pasión que la llevó a posicionarse como una reconocida bailarina de danza árabe local e internacionalmente.

“Alguien le dijo a mis papás que el ballet podía ayudar tanto para canalizar mis energías como para arreglarme las piernitas. Así fue como empecé a bailar a los cinco años”, relató la coreógrafa Diana Soto en entrevista con Nueva Mujer.

Con el pasar del tiempo, continuó desarrollándose en diferentes academias de baile, enfocándose en las danzas contemporáneas y españolas, como el flamenco.

Sin embargo, una lesión en la espalda y un diagnóstico de cáncer nublaron su futuro, aunque no por mucho tiempo. Soto recordó que “fue un periodo bastante intenso en mi vida, pues tuve que dejar de bailar por esas situaciones de salud. Pero, en medio del proceso, decidí que quería regresar a bailar”.

Entonces se tropezó con un flyer que promocionaba clases de danzas árabes. Así que no lo pensó dos veces y las tomó.

Para algunas personas, resultó impactante que finalmente decidiera dedicarse a las artes. Muchos le decían: ‘Ay, bendito, nena. Cómo vas a comer, cómo vas a vivir’, según dijo entre risas.

Y no es para menos. “Es una carrera que sale mucho de la autogestión. Hay que ser bien emprendedor. No hay salarios seguros ni puestos seguros. En ese sentido, requiere mucha valentía y mucho compromiso para uno seguir buscando nuevas formas, nuevas alternativas”, aseguró la bailarina.

Gracias a su determinación y perseverancia en el arte, ha tenido la oportunidad de presentar su trabajo en diferentes festivales en Puerto Rico, Estados Unidos, Colombia y Brasil. Incluso, este año comenzó a ser invitada de eventos como este en calidad de maestra.

“Los productores entienden que tengo mucho que ofrecerle a la gente y para mí es un gran orgullo porque muchas veces a nivel internacional lo que se proyecta de Puerto Rico no es necesariamente favorable”, indicó.

La joven residente del pueblo de Cupey también cuenta con su propia escuela de danza, Belly Dance para todos, funge como directora de Phoenix Al Danse, un grupo que ha ganado múltiples competencias internacionales, y es profesora de la única clase de danza acreditada a nivel universitario en el país en la Universidad de Puerto Rico (UPR). Este es el segundo año consecutivo que la ofrece.

Y es que Soto posee un bachillerato en Periodismo con una segunda concentración en Lingüística y una maestría en Análisis Cultural, de la Universidad de Ámsterdam. “Siempre me ha interesado la comunicación humana y cómo la gente conecta, y el baile es una forma de conectar muy importante”, destacó.

Por esa razón, la clase que ofrece en la UPR no es solo de baile, sino también una combinación entre la comunicación intercultural y su relación con el mundo árabe.

Otro de sus proyectos es la organización del primer festival internacional de danzas árabes en la zona metro de la isla. El mismo se llevará acabo del 17 al 19 de noviembre y contará con la participación de un maestro de Egipto y varios bailarines de los EE.UU.

Sin lugar a dudas, la profesora de baile alcanzó el éxito, pero de prejuicios no ha estado exenta.

“Por ser mujer y bailar esto no te tomen en serio. Cuando uno viene, por ejemplo, en un carácter más intelectual o de mujer de negocios, no te toman en serio porque tiende a haber esta idea de que una mujer que es sensual y bonita no puede ser también inteligente y capaz”, puntualizó.

Para Soto, la clave de su éxito “ha sido la determinación, tener una visión clara de hacia dónde yo voy, una estrategia para lograrlo y seguir aprendiendo lo que sea que me falte para poder cumplir con esa estrategia y con esa visión. Tener esa humildad ante el conocimiento de que hay más cosas que aprender, pero a la misma vez esa confianza en mí misma de que yo lo puedo aprender”.

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