Por María Tapia
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Margarita Zavala ha sabido ganarse un espacio en la esfera política más allá del que le conceden aquellos que sólo la reconocen como la esposa del ex presidente mexicano Felipe Calderón Hinojosa. Cuando ambos se conocieron, ya militaban por separado en las juventudes panistas y sus intenciones de participar activamente en el ámbito político eran evidentes. Desde 2006 y hasta 2012 acompañó con habilidad al entonces mandatario y se destacó por ser una primera dama activa, con voz y voto, que no se limitaba a la actitud contemplativa que tradicionalmente se esperaría de su cargo. Esta decisión le valió múltiples detractores, pero también seguidores que encontraron en su figura el reflejo de una mujer que rompía con roles y estereotipos añejos en un ámbito tan feroz y ‘masculino’ como el político. En 2015 la también madre de tres reveló su intención de lanzarse como candidata a la presidencia de la República en 2018, abriendo con ello la posibilidad de convertirse en la primera presidenta de México. En entrevista para nuevamujer.com habla de las mujeres modernas, de los retos de ser una de ellas en la carrera presidencial y de la necesidad de practicar un política con perspectiva de género.
Los roles de género tradicionales parecen ya no estar rigiendo las decisiones y el comportamiento de hombres y mujeres. En ese sentido, ¿cómo describiría a las mujeres actuales?
La mujer actual es una mujer que está en todas partes, que se ha integrado a la vida económica, que está llenando las aulas, que hace tiempo que conforma junto con otra mujeres el 50% de los estudiantes de preparatoria, de universidad, de posgrado. Está decidiendo sobre muchas cosas en la vida, pero todavía tiene algunos retos, como crecer de manera generalizada y no segmentada en términos, por ejemplo, de mujeres en la toma de decisiones políticas. Hay un gran avance en el congreso gracias a las cuotas, a acciones afirmativas y, este año específicamente, por la paridad; pero esto no está ocurriendo en el poder judicial, que es un poder de los 90 que se quedó estancado; tampoco ocurre en el pode ejecutivo, ni en cargos ni en gabinete, ni entidades federales o estatales. Hay una mujer nueva, hay un rol nuevo que está en todas partes, pero todavía le falta a la sociedad, no a las mujeres, que ellas también tomen decisiones en materia política, económica, en las empresas. Ahí hay un reto muy grande.
El 8 de marzo, una fecha dictada para poner foco en los problemas de inequidad de género que persisten en nuestra sociedad, parece haber limitado su significado a una jornada en la cual felicitar a las mujeres por el simple hecho de serlo. ¿Para usted qué significa esta fecha?
Yo le digo a todas la mujeres que reciban la felicitación, se lo merecen y, además, no las van a felicitar otro día, así que recíbanla y háganla valer. Pero también, estos días de conmemoraciones y efemérides deben de ser aprovechados para ver qué es lo que hace falta, para revisar dónde estamos parados, para no regatearnos los avances que hemos tenido tanto a nivel público como privado, por parte del gobierno y de la sociedad, porque todos ellos son muy importantes. Sin embargo, también debemos ver en dónde están nuestros retos y dónde tenemos que impulsar mucho más. Creo que así hay que dividirlo, este es un día en el que podemos decir qué es lo que hemos hecho bien, qué es lo que hemos ganado, a mí me da mucho gusto que a partir del 2011 en todos los niveles escolares hombre y mujeres van muy parejos. Son cosas por las que tenemos que decir: ‘¡Qué bueno!’ Eso quiere decir que sí funcionan las acciones afirmativas, que sí funcionan las cuotas, pero ese mismo día tenemos que revisar dónde está lo siguiente para empezar a trabajarlo.
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Desde los orígenes de la política en la Antigua Grecia, se ha relegado a las mujeres al ámbito de lo privado. Es decir, la discriminación de género en este ámbito nació de la mano de la ‘polis’. Actualmente, ¿cuál es el papel que verdaderamente desempeñan las mujeres en la esfera política en México?
Yo creo que no se vale utilizar a Aristóteles de pretexto. Él pertenecía a otra época y además también habló de dignidad de la persona y de participación política. La política no es un tema del poder por el poder mismo, la política es un camino para transformar la realidad y para buscar soluciones a los problemas sociales y los problemas sociales los viven los hombre y las mujeres, entonces, por una elemental lógica, quienes tienen que decir sobre cómo solucionarlos son las mujeres y los hombres. Es importante que nos demos cuenta de que en la política ambos tienen que participar en la toma de decisiones y que no es una ventaja o desventaja el ser hombre o ser mujer. Ahora, es cierto que hay muchas cosas en la vida de las mujeres que, a la hora de ejercer liderazgos son muy importantes, y no sólo en su casa, no sólo en su familia, no sólo en su pequeña o mediana empresa, sino también en la empresa grande, en la organización social, en el estado, en el municipio y por supuesto en la república.
En su carrera hacia la presidencia, ¿considera que hay retos específicos que deberá enfrentar por ser mujer?
Sí, hay algunos retos específicos, pero no me marcan. Sé más o menos a lo que me puedo enfrentar en ese sentido, pero también confío mucho en que es un país que ha visto la fuerza de las mujeres y en que hay una gran cantidad de jóvenes que van a ir a votar y que están acostumbrados a que en su salón de clases haya hombres y mujeres participando, que están acostumbrados a una vida distinta, así que estoy tranquila.
De llegar a ocupar la silla presidencial, ¿cuál sería su agenda política en materia de equidad género?
Siempre he trabajado a favor de la agenda de mujeres y hombres, y también en la agenda de las mujeres. Puede verse en los años 90, cuando más mujeres entraron a la toma de decisiones, junto con los temas de género entraron también los temas de personas con discapacidad, los temas de inclusión, de medio ambiente, de respeto y de familia… Esa es la gran aportación no sólo de las mujeres, sino de haber volteado a ver a las mujeres. Afortunadamente he participado en el diseño, promoción y difusión de muchas políticas públicas. Quizá 1995 es un punto de inflexión en términos de políticas públicas porque a partir de la Plataforma de Acción de Beijing se empiezan a pedir los datos desagregados a decir: ‘No me diga cuántos niños fueron a las escuela; dígame cuántos niños y cuántas niñas’, así se empezó a trabajar por reducir esa brecha en la primarias, secundarias, en la universidad. Se empezaron a hacer hospitales y especializaciones de la salud dirigidas a las mujeres, un seguro popular que se crea y favorece especialmente a las mujeres, el tema de estancias infantiles porque es una realidad que la mujer está trabajando fuera de su casa y hay que darles esa facilidad, darles las condiciones propicias para que puedan incorporarse al mercado laboral …y hay que generar políticas públicas que tienen que ver con el crecimiento económico y con la toma de decisiones teniendo en cuenta a las mujeres, con el acceso a la justicia para cerrar esa brecha de falta de acceso a la justicia por parte de las mujeres y también este reto de conciliar la vida laboral y familiar que nos preocupa tanto a nosotras, pero que debe preocuparles también a ellos.
¿Cuál es el papel que deberían de tomar los hombres en la consecución de la equidad de género?
Lo fundamental que el tema del desarrollo de las mujeres sea un tema no sólo de las mujeres sino también de los hombres, y que con el desarrollo de las mujeres nos va mejor a todas y a todos. Es decir, debemos sentir que cada vez incluimos, que cada vez que trabajamos a favor de las mujeres, es un trabajo que se hace a favor de todos, no es en contra de nadie sino a favor de todos. Yo estoy convencida de que en ese sentido ganan no solo las mujeres en términos de justicia y de equidad, sino también los hombres en términos de desarrollo, de ir más parejos, de acelerar una economía que necesita crecer, de ser más justos como sociedad. Yo he visto a muchos hombres que han trabajado a favor de las mujeres y que han caído en la cuenta de que esto es en beneficio también de ellos y de la comunidad en la que estamos viviendo. Y muchas cosas que se han ganado para las mujeres, también han contado con la solidaridad de los hombres.
Actualmente parece haber gran polémica en torno a la palabra ‘feminista’ y muchas dudas sobre asumirse como tal. ¿Usted se considera feminista?
Sí, soy feminista. Quitemos la polémica de un concepto que nos empodera, que más allá de las diferencias que podamos tener como seres humanos en todos los conceptos, atrae el foco de atención hacia problemáticas particulares. Si ser feminista es pensar que las mujeres tienen que tomar decisiones, que las mujeres tienen que intervenir en la vida política, económica y cultural del país, esas son cosas que creo que queremos todas las mujeres, son temas a los que debemos darles importancia todas y todos, así que más bien quitémosle la parte polémica porque no la tiene.
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