Nació en un ambiente familiar liberal y su vida estuvo marcada por ese deseo de escapar de una realidad que muchos quisieran retener. Bella, famosa, admirada y envidiada.
Gia Carangi nació el 29 de enero de 1960 en Filadelfia, Estados Unidos. Como muchas otras chicas lo hicieron en la década de los 80, Gia quiso probar fortuna como modelo en Nueva York y, claramente, con sus atributos físicos no sería tan difícil entrar en ese mundo.
Se cuenta que fue su madre quien la motivó para que se fotografiara y ella, sin mucha experiencia, siguió adelante con la idea. Con sólo 18 años, Gia comenzó a llamar la atención de importantes fotógrafos como Richard Avedon y Arthur Elgort, lo que naturalmente generó las conexiones para que ocupara las portadas de grandes publicaciones de moda.
Todo parecía funcionar para ella, pero en el fondo, eso era sólo la portada de la revista. El mundo de la moda puede cautivar, pero también, ser parte de él puede ser un arma de doble filo.
De Vogue y otras adicciones
Llegar a la cima a veces conlleva una caída. Los que la veían, pensaban que todo estaba andando a la perfección: contrato con la famosa agencia Wilhemina Models, portadas en Vogue, Harper’s Bazaar y contratos con diseñadores importantes como Giorgio Armani.
Sin embargo, poco a poco empezó a probar drogas y luego de un tiempo, su adicción se convirtió en un problema que interfería con su trabajo y también con sus relaciones personales.
Gia tenía un romance con Sandie Linter, maquilladora que trabajaba con el fotógrafo Chris von Wangenheim. Su sexualidad también sumó comentarios a todos los que ya existían por su supuesta adicción y luego de que sus brazos exhibieran marcas de inyecciones en una imagen publicada en Vogue, todo se complicó para ella.
A pesar de sus problemas, Gia siempre fue sincera. Sus excesos le pasaron la cuenta y de hecho, en sus años más duros, se prostituyó para lograr juntar dinero para financiar su adicción a la heroína y a la cocaína.
Luego de un tiempo, tuvo que hospitalizarse por un problema respiratorio y los médicos le revelaron la cruda verdad sobre su estado de salud: estaba infectada con el virus VIH.
En los años 80, el VIH era un tema tabú, mucho más de lo que es actualmente. La historia de Gia llamó mucho la atención del ojo público; después de todo, este tipo de enfermedades estaban rodeadas de ignorancia y prejuicios.
Hubo mucha inconsecuencia de parte de la gente que la rodeaba: cuando tenía los brazos marcados por las inyecciones de heroína en una sesión de fotos, los maquilladores las escondían. Pero cuando se supo que estaba infectada con el VIH, todos los que estuvieron con ella alguna vez, dieron la vuelta y la negaron.
Años luego de su muerte (1986), Angelina Jolie protagonizó la película que mostraría en mayor detalle cómo fue la corta pero intensa vida de “la primera supermodelo de la historia”.
Su interpretación fue tan magistral que Jolie ganó un Golden Globe y cuando recibió su premio, la actriz agradeció a Gia en un emotivo discurso.
