Que personas de distintas nacionalidades o etnias se involucren en los asuntos públicos, participando activamente en el desarrollo social de nuestro país, ya es una realidad cada vez más frecuente.
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Hoy, Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, Christian Quinteros Flores, Secretario de estudios de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad del Pacífico, destaca que Chile se ha transformado, sin dudas, en un país receptor de inmigrantes, principalmente de países limítrofes, e indica:
Esto, probablemente explicado por factores como la instalación y legitimidad de las instituciones, la estabilidad política, pero por sobre todo, la sensación de estabilidad económica y de oportunidades que los inmigrantes experimentan en nuestro país, sumado a las condiciones de paz, tranquilidad y seguridad que el país proyecta.
Así, el número de inmigrantes en Chile se ha incrementado progresivamente durante los últimos años. El especialista continúa:
Si se considera la cantidad de permisos de residencia temporal, estas han aumentado significativamente. Situación similar ocurre con los inmigrantes que tienen permanencia definitiva, que también han aumentado.
En este marco, Quinteros plantea que debemos estar preparados para un escenario más pluralista e inclusivo:
Frente a esta situación que no se detiene, es imprescindible que desarrollemos algunas estrategias en nuestra calidad de ciudadanos para abordarlo exitosamente, como puede ser la capacitación en inclusión democrática, cooperación comunitaria y generación de comunidades de ciudadanos y, por qué no, instalar la mediación comunitaria como una forma pacífica de resolución de conflictos comunitarios.
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Sin embargo, aún hay problemáticas y factores por desarrollar que permitan una sociedad más integradora y pluralista. Entre ellos, Christian Quinteros destaca el desarrollo de habilidades sociales básicas para una interacción social adecuada:
Vivimos en sociedad interconectada, pero paradójicamente no sabemos relacionarnos; no nos formamos para relacionarnos para resolver conflictos, integrarnos y comunicarnos. Por lo tanto, a través de la acción social comunitaria debemos imperiosamente reforzar y restaurar nuestras habilidades sociales.
El docente de Trabajo Social comenta que en las áreas de servicios, educación, salud e incluso participación vecinal, esta realidad es evidente. Advierte:
Por esta razón, nuestra sociedad hoy requiere constituir imaginarios colectivos y dimensiones simbólicas cada vez más tolerantes e inclusivas. Esta necesidad societal surge desde la evidencia de movimientos sociales compuestos por minorías y grupos de interés, y nos invita a reflexionar sobre un nuevo tipo de sociedad que se instala para no retroceder, donde se ponen a prueba nuestros hábitos de convivencia comunitaria.
En este sentido, agrega que nuestros Estados deben generar políticas públicas y sociales inclusivas que no solo disminuyan los déficits cuantitativos habitacionales, de salud, de empleo, etc., sino además incluir la medición de calidad de vida, integración social o seguridad ciudadana, y desarrollar territorios no fracturados, que promuevan la integración y no la discriminación social en cualquiera de sus formas, incluso la racial o étnica.
Finalmente, puntualiza:
Producto de las constantes transformaciones sociales y de los costos que se asocian a ellas, los sujetos presentan cada vez más preocupación por los modos y estilos de vida que predominan hoy día en nuestra sociedad, que resultan distintos, particulares y en algunos casos reivindicativos.