El problema de contar los días de la semana, es que desde el lunes ya quieres que sea viernes, y los viernes ya estás pensando en el poco tiempo que tendrás para disfrutar tu fin de semana. Llevo algún tiempo intentando convencerme de que un buen día depende del ánimo con el que amanezcas, muchos lo aseguran y hay que darles el beneficio de la duda.
No importa por todo lo que pases durante el día, las primeras horas en la mañana determinan mucho de lo que sucede después. Entonces, si no te preocupas por tener un ritual bien armado al levantarte, seguramente termines más cansada de lo normal.
Quiero contarte que yo comencé esto de “los rituales mañaneros” justo cuando levantarme a las 6 am ya no era tan fácil como cuando iba a la Universidad. Hay de todo; desde salir a correr, leer, hacer yoga o darte un baño como primeros pasos. El mío es de los más simples.
Mi despertador suena a las 5:30 am, de lunes a viernes. La verdad es que no tengo que levantarme a esa hora, pero el simple hecho de abrir los ojos y saber que me queda media hora más de sueño, hace que descanse profundamente aunque sea esos últimos minutos. Cuando le cuento esto a mis amigos me tachan de loca, pero a mí me funciona.
Cuando el despertador deja de engañarme, son las 6 am y voy arrastrando los pasos hasta la cocina, pongo agua a hervir y me dirijo al baño a lavarme la cara y los dientes. Me preparo mi café y regreso a la cama. Pocas cosas disfruto tanto de mi rutina como el momento en el que me encuentro en mi cama con el primer café en mano.
Hago un poco de meditación y escribo. Hago escritura libre, unas dos páginas más o menos. Leí en un artículo que al despertar somos más creativos, entonces suelto la mano y dejo salir lo que sea. Cuando termino, enciendo la televisión y sintonizo las noticias para enterarme de lo que sucede en el mundo. Es el único momento en el que puedo hacerlo.
A las 6:45 estoy poniendo un pie fuera de la cama, hago algo de estiramiento y me meto a bañar. A partir de ese momento todo empieza a acelerarse un poco. Pero se siente bien. Cuando termino todo el asunto del baño y ocuparme de mi aspecto personal, me dirijo a la cocina por un buen jugo verde.
Decidí que desayunar en casa es lo mejor, además de económico, es una forma de conectarme con mi hogar. Me gusta estar en casa. Y eso sí jamás me voy a la oficina si no dejo todo levantado y limpio. Eso de llegar después de un día largo a tender cama y recoger no es lo mío.
Pero, ¿por qué te cuento todo esto? Porque quiero que tú diseñes tu propio ritual y contarte lo que me funciona. No quiere decir que el café de las 6 am me resuelva la vida, pero sí me da un placer único que nada me puede dar a esa hora.
El simple hecho de oler mi casa a café me anima. Regresar a la cama por esos “5 minutitos más” me hace levantarme de buen humor. Estirarme es una delicia y el agua tibia sobre mi cuerpo me da una sensación de tranquilidad suficiente como para desconectarme de todo.
La invitación es que crees un ritual a tu ritmo. Procura incluir cosas que te gusten mucho en las primeras horas. Yo amo escribir, por eso es lo primero que debo hacer, pero puedes leer, jugar con tu perro o salir a correr.
Empezar tu día con un ritmo disciplinado, hábitos saludables y sobre todo con cosas que disfrutes hacer, le va a dar un giro completo a tus quehaceres. Inténtalo y dime cómo te fue y cuál es tu ritual favorito.