Hay gente que llega a nuestras vidas y nos marca para siempre. Para bien o para mal pero para siempre. Hay algunas que deseamos no haberlas conocido nunca, pero entender estos procesos de separación y tristeza hace que avancemos hacia una etapa mucho mejor, y de un gran autoconocimiento.
Respecto a esto, queremos dejarte algunas claves o consejos para aprender a perdonar, a dejar ir y a sanar las heridas que han dejado otros en nuestros corazones, o también entender los procesos por los que pasa el resto cuando somos nosotros los que nos hemos equivocado.
Reconocer que el problema no eres tú o el otro, son ambos
El odio es el único sentimiento en la vida donde creamos una prisión y nos aferramos a ella para evitar sentirnos culpables o para castigarnos de forma continua.
También tendemos a creer que cuando detestamos a alguien, mientras más lo pensemos o lo mencionemos a otras personas, más se afectara el sujeto en cuestión. Muchas veces ni se llega a enterar.
Lo más sano es pensar que el problema que ocurre se ha dado por diversos motivos. Tal vez partió por la otra persona y no por ti, pero también es tu deber sacudirte de esos malos sentimientos y dejarlos ir. Que no lo hagas es tu parte de culpa, y debes ser consciente de eso.
Reconocer que podemos ser los héroes o las víctimas de nuestra propia historia
Generalmente cuando pensamos en víctimas lo hacemos teniendo la creencia de que son los que más sufren en una historia. Cuando se trata de peleas, sentirte y posicionarte a ti misma o mismo como la víctima no solucionará nada. Te sentirás débil, quizás llores más y necesitarás a otras personas para levantarte. No podemos seguir con esa actitud si es que realmente deseamos ser felices.
Si nos posicionamos como héroes, inclusive cuando hemos sido dañados, podremos asumir que quizás necesitemos de un amigo o amiga para que nos escuche, pero que siempre dependerá de nosotros y de la fuerza interior que tengamos el salir adelante. La vida siempre será más gratificante sintiendo que las personas que intentan hacerte daño no lo logran, y si lo lograron, es bueno que sepan que sentirte bien nuevamente no dependerá de sus sentimientos hacia ti. Eres fuerte y sabes lo que vales, y eso es indispensable para alcanzar el perdón.
Reconocer que nosotros también necesitamos el perdón de los demás
Asumir nuestros errores y entender que necesitamos el perdón del resto nunca estará mal. Quizás, en algún momento determinado, nos sintamos furiosos y poco y nada nos importe lo que el resto piense de nosotros, sin embargo, con el correr de los días, nos daremos cuenta que necesitamos conversar las cosas, aclararlas y sentirnos perdonados.
No es un signo de debilidad, no es un signo de inseguridad. El perdón es sano y nos ayuda a avanzar.
Reconocer que la rabia es necesaria para el amor
El dolor, la rabia y los malos sentimientos son cosas que aparecen cuando queremos o amamos realmente a alguien. Si es que una persona que nos importa hace algo malo, lo sentiremos mucho más fuerte que si lo hace alguien que recién estamos conociendo.
Aprender de este dolor y sacar lecciones es lo positivo de pasar por momentos complicados. Saber también cuánto influimos o afectamos al otro nos hará ser conscientes de lo poderosos que somos, y de esta forma, aprenderemos a utilizar ese poder para hacer al otro feliz y evitar el sufrimiento no merecido.
Reconocer que nunca debemos pedir perdón por amar a alguien
Si estás enamorada o enamorado y sientes que por vivir de la forma que vives tienes que pedirle perdón a tu pareja, debes considerar que algo no anda bien. Claro, si eres alguien que está lleno de excesos, has engañado o has ocultado cosas importantes, claro que tienes que pedir perdón al otro, pero no por reír, vestirte de una forma determinada, tener alguna opinión o pensar de forma distinta vas a tener que agachar la cabeza y pedir disculpas. No es una opción sana y lo único que lograrás con ella es tener que sanarte a ti misma y pedirte perdón por todo el daño que te has hecho.
Vivir una vida hermosa puede ser la mejor venganza
Bueno, hasta cierto punto. Si realmente tienes una vida saludable y balanceada poco te preocuparás de la venganza hacia quienes te han hecho daño, sin embargo, si sientes que has estado viviendo esta vida hasta que la persona que más querías te engaña o hiere, seguir con tu vida como si nada hubiese pasado puede ser el mejor de los castigos.
Visualizar lo bueno que tenemos en la vida, focalizarte en las personas que te hacen bien, dedicar tiempo para ti misma y evitar caer en malos pensamientos harán que el perdón llegue a tu vida sin darte cuenta, y en el fondo eso es lo que todos buscamos: momentos tranquilos, sin rencores y con gente que valga la pena.