Son personas que gracias a sus capacidades han logrado ser mujeres líderes de distintas empresas y que mediante su inteligencia, coraje y liderazgo han llegado a posicionarse muy alto en el rubro de los negocios, pero igualmente son personas con sentimientos y capaces de tener un día emotivo en el trabajo.
Sheryl Sandberg es una de ellas. Es la directora operativa de la red social Facebook, su trabajo es altamente demandante y debe estar dispuesta gran parte de su día a las exigencias que se puedan presentar, pero es muy honesta al confesar en un discurso en la Universidad de Harvard hace un par de años atrás que en el trabajo trata de ser lo más real posible, señalando:
Les he contado a las personas que he llorado en el trabajo… les cuento que trato de ser yo misma.
Para Vanessa Loder tampoco fue fácil llevar las emociones en el trabajo. Cuenta que mientras trabajaba en finanzas en Wall Street, el panorama era realmente competitivo , por lo que quedaba poco espacio para demostrar las emociones.
Señala que lo normal era que en su break estuviera sola en su oficina tratando de digerir todo lo que ocurría a diario y que no quería que nadie la viera llorar en la oficina por lo que trababa constantemente de mantener las emociones alejadas.
Sin embargo un día al salir de la oficina de su jefe no podía aguantar las lágrimas, pero el jefe la volvió a llamar y al devolverse no aguantó y explotó frente a él.
Igualmente este acto le enseñó una lección muy importante. Vanessa dice que tu trabajo no es que el resto del mundo te vea de buen carácter todo el tiempo, sino que:
Tu trabajo es preocuparte sólo por ti.
Para Federica Marchionni, presidenta de Dolce and Gabanna, llorar en el trabajo no es signo de debilidad, sino que las lágrimas también pueden engrandecerte, incluso si lloras frente a tu jefe.
Para ella las mujeres deben estar en contacto con sus emociones, puede que no necesariamente con lágrimas, pero sí es necesario que las tengan y las demuestren.
Para Cindy Gallop, la fundadora y CEO de Make Love Not Porn, no hay nada de que avergonzarse al llorar. Si bien cuenta que han sido contadas las veces que ha derramado lágrimas en la oficina, también cuenta que se trata de actos involuntarios que aparecen frente a la impotencia de un determinado acto, y que cada vez que aparecen la sorprenden.
Joanna Barsh, directora emérita de la consultora McKinsey, es clara en decir que siempre existirán personas que lloren en la oficina y que en ocasiones derramar un par de lágrimas es lo mejor que te puede ocurrir. ¿Por qué llorar es malo? Ella responde que existen situaciones en donde llorar no es acto de debilidad, sino que te muestra tal como eres y puedes incluso sacar afuera todo el potencial que tienes.