Estás trabajando en un proyecto, te has esforzado tanto que no puedes creértelo. Estás satisfecha con los avances: ha costado desveladas y tiempo, pero todo parece estar en su lugar. De hecho, sientes que te has superado a ti misma. Pero quien te encomendó la labor parece tener una opinión diferente. Es como si se empeñara en encontrar errores en donde no los hay. ¿Cómo convertir esas críticas que un empujón extra para continuar?
“Tu trabajo no sirve”, parece decir el juez en turno. No importa que use palabras menos duras: con todo y eufemismos, el mensaje es que tu esfuerzo no está resultando. Comienzas a entrar en pánico, no porque dudes de tu capacidad o tu profesionalismo, sino porque perder este proyecto podría representar más pérdidas posteriores. Y ni qué decir de los ánimos, que niegan a levantarse y levantarte del suelo.
Siempre habrá gente capaz de reconocer tu buen trabajo, ése no es el problema. Desafortunadamente, el panorama también incluye al otro bando: los dispuestos a criticarte, hagas lo que hagas. Entonces comienzas a desmoralizarte. Ni hablar, no te queda sino seguir trabajando hasta probar que eres buena en lo que haces.
Éste es el plan
- Prográmate para recibir críticas sin engancharte con ellas. Controla tus reacciones. Hazte de una armadura invisible pero efectiva. Control mental, reina. Convéncete de que tu trabajo sí funciona y toma los comentarios negativos con calma.
- Una vez recobrada la serenidad, es hora de analizar las observaciones que has recibido, las buenas y las malas, cuáles debes tomar en cuenta, todos los aspectos a mejorar. Piensa en una estrategia para no caer en los mismos errores. No basta con pensarla, también es necesario escribirla, y consultarla cada vez que estés flaqueando durante el proceso.
- Haz una lista de tus aciertos. Celébralos contigo misma y refuérzalos. Usa todo lo que te ha salido bien en tu propio beneficio. Ten eso siempre en mente.
- Si las críticas provienen de un jefe o un cliente, dales un poco por su lado: realiza el trabajo con el mayor apego posible a lo que se te pide. A veces es necesario sacrificar el estilo propio para satisfacer las necesidades de un proyecto específico. No importa, ya habrá oportunidad de brillar a tu manera.
- Toma en cuenta comentarios y sugerencias, echa mano del sentido común. Procura cumplir con el objetivo sin que tu voz deje de escucharse. Después de todo, si te contrataron es porque confiaban en ti.
Piensa que la opinión de una o varias personas no es la opinión general. Si has llegado hasta donde estás, significa que algo estás haciendo bien. Y, por último, recuerda que tal vez no sea buena idea medir la efectividad de tu trabajo de acuerdo con la escala de los demás. ¡Ánimo!