No hay mucho qué decir del por qué estuve leyendo un poco sobre el autosabotaje hace un par de meses (sí, la escéptica en temas con tintes de superación), sin embargo revisar este dato me pareció útil.
Antes de que la palabra por sí sola nos caiga trágicamente, creo que este comportamiento inconsciente nos sucede a todos alguna vez, o al menos a la mayoría; cada quien tiene sus issues en los que nos saboteamos (objetivos profesionales, emocionales, relaciones amorosas, hábitos, hasta los clásicos como leer cierta cantidad de libros al año, hacer dieta, ir al gimnasio, etcétera).
Autosabotaje significa ponernos obstáculos inconscientemente para lograr nuestras metas, o como lo definiera Alyce P. Cornyn-Selby:
Autosabotaje es cuando decimos que queremos algo y después nos aseguramos de que no suceda.
Después de escudriñar un poco en nuestros “fracasos”, podemos advertir que en muchos casos fuimos nosotros quienes metimos el pie intencionalmente para caer. Otras veces, dejamos de disfrutar esos pequeños y grandes logros, haciéndolos menos cuando en realidad nos costaron mucho esfuerzo obtenerlos. Y la clásica, dejar ir oportunidades con las que habíamos soñado toda la vida, sintiendo que no las merecemos o que son demasiado buenas para ser verdad, y cerramos esos capítulos culpando a las circunstancias, con cuentos chinos hasta las excusas más “lógicas y razonables”, según; creo que ni nuestro peor enemigo se lo tomaría tan en serio.
Las diversas causas por las que nos boicoteamos (parafraseando a Silvia Russek) son:
- Por ser un mecanismo de defensa que está arraigado en la infancia y las exigencias de los padres de hacer las cosas bien o incluso perfectas.
- Baja autoestima.
- Las metas no son propias: son impuestas, queremos satisfacer expectativas ajenas, miedo al rechazo por no aceptarlas, o las que nos imponemos al compararnos con otros.
- El miedo: al cambio, al éxito y la responsabilidad que implica, a las pérdidas o los sacrificios que debemos hacer para lograr objetivos, a demostrar nuestras capacidades y despertar expectativas en los demás.
Sobra decir que cuando caemos en las redes del autosabotaje, la procrastinación se vuelve nuestra mejor amiga. Lo que se recomienda hacer una vez que has detectado que eres tú quien se está poniendo piedritas en el camino es:
- Aceptación, como en todo. Explorar nuestros comportamientos, reconocer acciones y responder sinceramente ¿a qué tenemos miedo?
- Trabajar en mejorar la autoestima. En definitiva, a alguien a quien quieres no le harías lo que te haces a ti misma.
- Convertir ideas pesimistas como “es difícil”, “no funcionará”, en pensamientos alentadores, como los que le dirías a alguien que admiras cuando se expresa negativamente.
- Proponerse metas alcanzables, pequeñas y a corto plazo, trabajar en ello y premiarse cada que logras una.
- Vencer la procrastinación. Como indicara Belinda, evitar: pasarnos todo el día en internet, adjudicarse compromisos irrelevantes, culpar a las circunstancias y actuar en sentido contrario a nuestros objetivos.
Espero que esto sea para ustedes, como para mí, una lección de la cual aprender. Si te sentiste identificada coméntanos tu experiencia; si no, también.
Fuente: Crecimiento y bienestar