Hemos visto las opiniones de los niños respecto a temas como el matrimonio gay, a ciertas películas, videos o situaciones. A la vez, hemos notado cómo sus opiniones están llenas de comprensión hacia lo que la otra persona esté haciendo. Definitivamente los niños que no han sido transformados (más bien, maleados) por la sociedad tienen una visión del mundo mucho más natural. Ese es el caso de Sam.
Sam, que en ese entonces tenía 5 años, fue a su primer día de preescolar con unos flats rosas con animal print de cebra. Su mamá le explicó que esos zapatitos habían sido diseñados para las niñas, pero Sam muy normal dijo que “los ninjas pueden usar zapatos rosas también”. Sabiendo lo que podía pasar, la mamá lo dejó en la escuela y publicó la foto en Facebook recibiendo una serie de comentarios negativos y de quejas respecto a la elección de su hijo, como “eso lo va a hacer gay” o “cosas como esta lo van a afectar socialmente”.
Harta de leer los comentarios, la mamá decidió mejor borrar las fotos y se acercó a Sam y le dijo que no le importara lo que la gente le dijera, que él podía vestir la ropa que él quisiera para la escuela incluyendo sus zapatos rosas. Entonces Sam le comentó que él eligió esos zapatos no porque fueran rosas, sino porque tenían la textura de cebra y que ese era su animal favorito.
Entiendo que la reacción inicial de todos es preocuparse por lo que la gente alrededor pueda decir de las elecciones de los niños. “¿Dónde estaban sus padres cuando decidió ponerse esos zapatos rosas?”, “¿por qué no le dijeron que esos zapatos son de niña?”, “¿por qué lo dejaron salir así de su casa?”. Sin embargo, realmente no consideramos que lo importante en el mundo es que nosotros nos sintamos cómodos con nuestra imagen.
No se trata de cumplir las expectativas de los papás, amigos, hermanos, gente de otro lugar, sino de las tuyas propias. El comediante Eddie Izzard fue entrevistado una vez y le comentaron que en su stand up usaba “vestidos de mujer” y él muy tranquilo comentó “no son de mujer, son míos, yo los compré.”
Quiero aprovechar justo la historia de Sam y este post de la opinión de Jennifer Lawrence para comentarte que afortunadamente existen en la sociedad personas que tienen la inteligencia emocional suficiente para empujar a los niños o a cualquier persona a vestir lo que quieran si es eso lo que los tiene cómodos. Hemos visto a lo largo de los años que algunos hombres deciden utilizar vestidos porque se sienten más cómodos con ellos y son muy juzgados por ello, cuando 80% de la ropa de las mujeres es una adaptación mucho más estilizada de la ropa de hombre.
Que un niño quiera usar ropa de niña “está mal” porque lo va a volver “gay”, pero si una niña usa pantaloncitos, tenis, suéter y una gorra, todo está bien. Dense la libertad de generar su propia opinión al respecto y no permitan que algo que fue estipulado hace miles de años o por una revista hace 20 minutos les diga cómo vivir sus situaciones.
Tal vez recuerden que el año pasado un niño en Alemania quería usar un vestido y su papá, para evitar que lo juzgaran o alguien lo criticara, salió a pasear con su hijo usando una falda. O la historia de Chris, quien decidió usar una falda como uniforme para protestar que las niñas si puedan usarlas cuando hace calor y los niños deban seguir usando pantalones.
Me parece maravilloso que en vez de querer imponerle a los niños lo que nosotros consideramos como una buena forma de vestir, podamos ceder y hacerles ver que sus decisiones son importantes porque son suyas. Quizá quienes debemos aprender de los niños somos nosotros, no al revés.