Cuando estamos enamorados pareciera que todo en el mundo nos recuerda a esa persona especial. Miras las fotos de la última vez que estuvieron juntos, escuchas las canciones que te traen a la memoria esa cena romántica en la que lo miraste a los ojos y supiste que sería una de las historias que marcarían tu vida, no puedes dormir porque estás fantaseando con el próximo encuentro, entre muchas más. Pero esas son cosas normales, nada fuera de lo común; es lo que todos hacemos cuando el sentimiento por una persona nos estremece la vida.
El problema llega cuando las cosas pasan los límites de lo “común”, lo lógico, lo normal. Cuando son más cercanas a la locura, la divagación, la obsesión. Especialmente cuando el sentimiento no es correspondido, a veces las acciones se salen de los cánones.
No sé si a ustedes les ha pasado, pero en algunos momentos me he pasado horas frente a las fotos de perfil de ese chico que me quita el sueño. ¡HORAS!
Pero el acto de volverse una psicópata gracias a la sobreexposición de las redes sociales no es nada al lado de otras actitudes que más que amor parecen salidas de una película de terror.
Conozco unos cuantos que se han aparecido de madrugada afuera de la casa de la chica que adoran y sin más han proferido declaraciones de amor. Algunas mujeres son capaces de visitar brujas y pagar lo que sea por hechizos maquiavélicos que buscan a toda costa conseguir que aquel al que quieren se quede a su lado para siempre. De cuantas más sabemos que han fingido embarazos, enfermedades y cuántas cosas más.
Podríamos pensar que éstas son solo situaciones salidas de malas telenovelas pero no. Esto pasa en la vida real y generalmente es por amor. Me pregunto, por qué somos capaces de -a veces- hasta denigrarnos por el amor a una persona.
Y es que será que ¿solo alguien que está desequilibrado en su vida podría cometer locuras o crímenes por amor? ¿O también personas con inteligencia emocional podría caer en estos actos?
Si alguna vez has estado involucrada -o lo estás ahora- en una historia parecida a las anteriores entonces lo importante es que pienses en ti. Recuerda quien eras antes de todo esto, cuánto vales, qué es lo que más te gusta de tu vida. La única forma de dejar una relación tóxica o una obsesión con alguien que no te corresponde es ocuparte en algo, darte tiempo contigo mismo, volver a encantarte y enamorarte de ti. Por ejemplo una buena idea es tomar talleres, salir sola al cine, busca un libro que siempre quisiste leer y hazlo.
Pero para lograr esto debes pasar tiempo a solas también. Dejar de evadir lo que pasa en tu corazón y mente. Mírate al espejo y háblate. No tengas miedo de descubrir lo que hay dentro de ti. Cuando logramos de alguna manera liberar nuestros fantasmas nos planteamos mejor frente a la vida con mucha más seguridad.
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