Recuerdo cuando me topé con esta caricatura y no sabía la gran historia que estaba a punto de conocer. La encontrarán inocente al principio, pero impactante al final:
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Malala Yousafzai nace el 12 de julio de 1997 y con tan solo 15 años de edad se ha convertido en una figura reconocida y estimada alrededor del mundo por defender los derechos de las mujeres que se encuentran bajo el régimen talibán.
A la edad de 13 años, Yousafzai comenzó a ser relevante cuando escribía un blog para la BBC bajo el pseudónimo “Gul Makai”, explicando su vida bajo el régimen del Tehrik e Taliban Pakistan (TTP); los talibanes habían obligado el cierre de las escuelas privadas y se prohibió la educación de las niñas entre 2003 y 2009.
En 9 de octubre de 2012 en Mingora, sufrió un atentado militar por parte del del TTP, el cual le disparó en repetidas ocasiones con un fusil impactándole en el cráneo y el cuello. El portavoz del TTP, Ehsanullah Ehsan, afirmó que intentarán matarla de nuevo.
Inmediatamente fue trasladada en helicóptero a un hospital. En los alrededores del colegio donde estudiaba ella y algunas otras jóvenes también atacadas, cientos de personas salieron a la calle a protestar por el hecho.
El 15 de octubre de 2012 fue trasladada a Hospital Reina Isabel de Birmingham, en Reino Unido, para seguir con su recuperación recibiendo el apoyo incluso del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama.
Con un implante de una placa de titanio y un dispositivo auditivo, Malala regresó a clases en una escuela secundaria en Inglaterra.
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“Volver al colegio me hace muy feliz. Mi sueño es que todos los niños en el mundo puedan ir a la escuela porque es su derecho básico”.
Junto a figuras como el nuevo papa, Malala apareció hace unos meses en la revista Time como una de las 100 personas más influyentes del mundo. Totalmente merecido.
Definitivamente esta adolescente ya es una gran inspiración no solo para mujeres, sino también para hombres; exhortándonos a nos quedarnos callados, a hablar y utilizar los medios que están a nuestro alcance para lograrlo. Afortunadamente aún contamos con ella que sigue en su lucha por permitir que todos los seres humanos, especialmente las mujeres de su comunidad tengan acceso a la educación.
Las dejo con estas palabras, completamente ciertas e invaluables:
“No soy el tipo de chica que trabaja por dinero. Trabajo por una causa y esa es la educación y servir a la humanidad. Nada por encima de eso”
