No es que seamos payasas o sangronas, pero la verdad no nos gusta que cuando alguien nos habla se acerque demasiado, porque nos sentimos un poco incómodas, sin decirlo, sentimos que violan nuestro espacio mínimo de libertad y hasta nos llegamos a sentir con las necesitad de discretamente (en el mejor de los casos) dar un paso hacia atrás.
Pero no te espantes, esta incomodidad es normal, sentir a alguien demasiado cerca de nosotros atenta contra nuestro espacio personal, el cual se entiende como el espacio virtual que rodea a las personas. Este espacio permite interactuar de manera cómoda y adecuada en función de las circunstancias.Hay estudios que arrojan las siguientes distancias mínimas 60 cm a cada lado, 70 centímetros al frente y 40 centímetros por detrás. Estas distancias crean un espacio de confort alrededor de ti.
Pero ¿por qué nos hace sentir incómodas percibir a alguien extraño tan cerca de nosotr@s?
La reacción es causada por una región del cerebro en el lóbulo temporal la cual impide sentirte cómoda estando demasiado cerca de un desconocido por el temor inconsciente a que pueda hacerte daño.
Personalmente el lugar donde más detesto que violen mi espacio personal es en el transporte público, siento horrible cuando un hombre o mujer se acercan tanto a mi que hasta puedo sentir su humor, no es necesario que intercambiemos ninguna palabra, con el simple hecho de sentirl@ tan cerca a este desconocido de inmediato mi cerebro despierta una sensación de querer gritar ¡hazte para alla! ¡no me dejas respirar!
En un estudio publicado por Nature Neuroscience, los científicos analizaron a una mujer de 42 años que sufrió daño al lóbulo temporal del cerebro a causa de una enfermedad genética para investigar qué pasa cuando el ser humano no se incomoda por razones biológicas.
La mujer se sometió a pruebas en las que debía indicar la posición en la que se sentía incómoda cuando alguien se le acercaba. La distancia a la que esta mujer prefería hablar con las personas resultó ser de 34 centímetros, mientras que las personas que no sufren de su condición prefieren al menos 64 centímetros de distancia. ¡Sí, date cuenta, preferimos tener más de medio metro de distancia cuando hablamos con diferentes personas!
Para comprobar la teoría, los investigadores colocaron a ocho sujetos sanos en un aparato de resonancia magnética para ver qué sucedía con su cerebro cuando se les indicaba que alguien estaba muy cerca de ellos. Aunque los sujetos no podían ver a la persona que supuestamente se encontraba tan cerca, el área del cerebro que regula esta emoción de incomodidad mostraba actividad.
Esto quiere decir que los humanos estamos hechos para repeler el contacto de otras personas, a menos de que sintamos que hay posibilidades de tener sexo. ¡Sí como lo escuchas!, es algo inconsciente, no es que todo el tiempo estemos pensando en esto pero muy en el fondo es la verdadera razón por la que dejamos que sobrepasen nuestro espacio personal.
La revista Time especuló acerca de esto. Es posible que la misma región del cerebro interfiera en la forma en que “ligamos” con desconocidos. La misma área del cerebro muestra actividad cuando nos sentimos sexualmente excitados y es más recurrente en hombres que en mujeres. Por eso los chicos pueden acercarse tanto a las mujeres en los bares, una acción que muchas veces a nosotras nos parece desagradable ¡iuu!
Ya saben, qué no nos de pena ¡hagamos respetar nuestro espacio personal!